martes, 28 de noviembre de 2017

QUEDA MENOS; POR ENRIQUE MONTIEL



Juro que ando siempre atento a lo que ocurre pero no estoy seguro de saber lo que va a presentar como realización el gobierno municipal de Cádiz. El alcalde ha saltado a los noticiarios nacionales, se ha hecho un hueco en la nombradía, en Cádiz lo conocen todos pero qué van a poner en un papel couché cuando llegue el momento me resulta más denso que un enigma. ¿No lo habré visto yo?

Algunas cosas me parten la cabeza porque no las entiendo en absoluto. Como la votación en la que fue elegido Fran González. Pero no es que no entienda que lo hayan elegido a él, me lo dijeron además los amigos del Café del Correo, que están más al día de lo que pasa en Cádiz. No, no es eso. Lo que me deja colgado en el aire como un pájaro es lo que vaya a pasar luego. Porque ando buscando la fórmula para equiparar los resultados en el interior de las formaciones políticas y el voto popular, el voto democrático libremente entregado en las urnas. Y las consecuencias. 

Estoy pensando en esa mayoría suficiente de Fran González en la asamblea local. Cuando lleguen las nuevas elecciones, ¿qué ocurrirá si no se da el correlato necesario, se lo harán mirar los militantes que prefirieron al portavoz municipal frente a Blanca Flores, que representaba lo nuevo y lo posible? Gran cuestión. Ya digo, daría mi caballo por el algoritmo. Y curioso resulta que se reivindique "la política" frente al sufragio refrendario. ¿Eso qué es lo que es? Pues lo que viene, que nos van a preguntar finalmente si queremos sí o queremos no y la tierra se abrirá para que exhalen los populistas de toda clase y condición. Por eso no quieren preguntarnos. Es que dado un momento nos llamarán a todos. Y el que se quede en su casa que luego se calle. Porque llamar van a llamarnos a todos, que no quisieran eso cierto.

Es como lo que dijo en la TV el domingo Felipe González que había dicho ¡en 2004! Cataluña puede lograr que vuelva el nacionalismo español, que es para echarse a temblar -pienso que le faltó decir. ¿Lo dicen las ventanas y balcones de las fachadas con las banderas rojas y amarillas? FG lo dijo en 2004, lo cual que es una verdadera anticipación. Casi una profecía. Pero esa es la tónica, el escenario está lleno de actores majaretas. Representan un papel que nadie sabe quien lo ha escrito y que no casa con un planteamiento, un nudo y un desenlace. No sabemos qué han hecho, sabemos lo que están diciendo. Y nosotros demudados.

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