¿Tiene sentido alguno ponerse a discutir?
Date cuenta que un detalle mínimo, un acto sencillo de amor, muchas veces equivale a miles de palabras que se la lleva el viento.
Al que quieras convencer de tus ideas, dale el ejemplo viviente de tus obras.
Un ejemplo vale más que muchos discursos. ¿De qué te sirve predicar a los demás si no practicas?
Pon tus obras como ejemplo y todos creerán en tus ideas.
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