viernes, 24 de abril de 2015

¿CÓMO SE PREPARA EL COCTEL RELIGIOSO?




Se empieza con eliminar al jefe visible de la Iglesia; después... 


Por: P. Flaviano Amatulli Valente | Fuente: Apóstoles de la Palabra



Se empieza con eliminar al jefe visible de la Iglesia; después se elimina a la misma Iglesia fundada por Cristo y poco a poco se llega a eliminar hasta al mismo Cristo y a Dios, haciéndose cada quien su coctel religioso. Hoy más que nunca es necesario conocer y vivir la propia fe, para no caer en las redes de los grupos proselitistas.


Que todos sean uno 

En vísperas de su pasión, Jesús oró al Padre: «Oh Padre, que todos sean uno, como tú estás en mi y yo en ti; que también ellos sean uno en nosotros. Así el mundo creerá que tú me has enviado (Jn 17,21)». La unidad entre los discípulos de Cristo es la señal de que Cristo es el Enviado de Dios.


Pentecostés 

El día de Pentecostés este sueño de Cristo se hace realidad. Ahí vemos a los discípulos de Cristo todos unidos bajo la guía de Pedro y los Apóstoles, al amparo de María, llenos del Espíritu Santo (Hch 2,1-4).

Aquel día tres mil personas, provenientes de lugares diferentes, con idiomas y culturas diferentes, escuchando el mensaje de salvación, proclamado por Pedro y los Apóstoles, llenos del Espíritu Santo, creyeron en Cristo y se entregaron a El, entrando a formar parte de la Iglesia.

Donde hay amor, allá está Dios; donde está Dios, allá hay unidad. La división no viene de Dios.

¡Qué diferencia con lo que pasó en la Torre de Babel! (Gn 11,1-9). Allá todos formaban una sola familia, con un solo idioma. Sin embargo, al querer poner como base de su unidad, no a Dios, sino a sí mismos con su egoísmo, su fuerza y su inteligencia, se dividieron. Sin Dios, no puede haber unidad.


Espíritu sectario dentro de la Iglesia

Satanás no duerme. Pronto empezaron las divisiones dentro de la Iglesia. Primera carta de San Pablo a los Corintios, capítulo 1, versículo 12: «Yo soy de Pablo; yo soy de Apolo; yo soy de Pedro». Liderazgos malentendidos; espíritu sectario dentro de la Iglesia. «Yo soy de Pablo; ¿qué me importa Pedro con sus seguidores?». Otro dice: «Yo soy de Pedro; ¿qué me importa Pablo con sus simpatizantes?». Cada uno se queda con su grupo y su líder, con su línea pastoral. Los demás no interesan.

No se trata de divisiones declaradas, sino de desconocimiento mutuo. Espíritu sectario dentro de la Iglesia. Un camino peligroso.

Peor todavía. Otros dicen: «Yo soy de Cristo (1Cor 1,12)». ¡Cómo se oye bonito: «Yo soy de Cristo»! Cristo sin Iglesia. Un contacto directo con Cristo. ¿Para qué, entonces, Jesús dijo a Pedro: «Apacienta mis corderos... apacienta mis ovejas? (Jn 21,15-17)».


Maldito el que cambia el Evangelio 

Carta de San Pablo a los Gálatas, capítulo 1, versículos del 6 al 9:

«Me maravillo de que, abandonando al que los llamó por la gracia de Cristo, se pasen tan pronto a otro Evangelio. En realidad, no existe otro Evangelio. Lo que pasa es que algunos los están perturbando y quieren cambiar el Evangelio de Cristo.

Sin embargo, aunque viniera yo mismo o un ángel bajado del cielo para anunciarles un Evangelio distinto del que ya les hemos anunciado, ¡sea maldito! Como lo he dicho, lo repito otra vez: Si alguien les anuncia un Evangelio distinto del que ya recibieron, ¡sea maldito!». 


¿Y qué pasa? Que desde un principio se nos enseñó que Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre; y ahora hay algunos que andan de casa en casa, queriéndonos convencer de que Cristo no es Dios, sino que solamente la primera creatura de Dios. Desde un principio se nos enseñó que, al celebrar la Cena del Señor, el pan se transforma en el Cuerpo de Cristo y el vino en su Sangre; y ahora resulta que algunos nos quieren convencer de que esto no es cierto: se trata de un símbolo y nada más. Lo mismo acerca del bautismo de los niños, la virginidad de María, la obediencia que se debe a los sucesores de Pedro y los Apóstoles, y tantas cosas más.

Según los nuevos «expertos en la Biblia», desde un principio todo se entendió mal. Ellos, por fin, han descubierto la verdad. ¿Qué dice San Pablo al respecto? «Maldito el que quiere cambiar el Evangelio, que nos llegó desde un principio.»

Nada de que: «En el fondo, todo es lo mismo; todos buscamos y servimos al mismo Dios». San Pablo no era de la misma opinión. Una cosa es el respeto y la tolerancia para con todos y otra cosa pensar que todo es lo mismo. Cuando se trata de respeto, tolerancia y amor, en nuestro corazón no debe haber límites, llegando hasta los no creyentes y los peores asesinos. Con eso no se quiere decir que todo es lo mismo, creer o no creer, ayudar o matar. Amor hacia todos, pero al mismo tiempo plena fidelidad a Cristo y a su Evangelio, hasta la muerte.


Anticristos: los que dejan la Iglesia de Cristo y se ponen en contra de ella 

Primera Carta de San Juan, capítulo 2, versículos 18 y 19:

«Hijitos míos, es la última hora. Se les dijo que tendría que llegar el Anticristo; pues bien, ya han venido varios anticristos, por donde comprobamos que esta es la última hora.

Ellos salieron de entre nosotros mismos, aunque realmente no eran de los nuestros. Si hubieran sido de los nuestros se habrían quedado con nosotros. Al salir ellos, vimos claramente que no todos los que están dentro de nosotros son de los nuestros.» 


¿Qué quiere decir la palabra «anticristo»? Quiere decir «enemigo de Cristo«. Así que, desde un principio, siempre han existido «enemigos de Cristo». ¿Quiénes son? «Ellos salieron de entre nosotros mismos — dice San Juan —, aunque realmente no eran de los nuestros». Estaban dentro de nosotros, sin ser de los nuestros. Una presencia física y nada más; su mente y su corazón estaban fuera.

¡Cuántas veces hemos oído decir: «Cuando yo era católico, era un borracho, un mujeriego, un ladrón… no conocía la Palabra de Dios…»! ¿Y que querían, una medalla de oro, por portarse de esa manera? «Medalla de oro a don Francisco Hernández por ser el primer borracho de la parroquia». Por eso, ahora se encuentra fuera de la Iglesia fundada por Cristo, en un grupo religioso fundado por un hombre. Si hubiera sido verdaderamente católico, no habría dejado la Iglesia.

Pues bien, por lo que nos dice San Juan, dejar la Iglesia de Cristo y ponerse en contra de ella, es ser «anticristo». ¿Quién no recuerda aquellas palabras que escuchó Saulo cuando cayó en el camino de Damasco? «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?"(Hch 9,4)». Y todos sabemos que Saulo no estaba persiguiendo directamente a Cristo, sino a sus discípulos; es decir, a su Iglesia. Ahora bien, perseguir a la Iglesia de Cristo es perseguir a Cristo mismo, volverse en «anticristo».

¿Qué está pasando ahora? Que, con la Biblia en la mano, los que salieron de la Iglesia, no dejan de atacarnos, asegurando que la Iglesia católica es la "prostituta", el Papa es el "anticristo" y los católicos somos unos "idólatras". Está pasando ahora lo mismo que pasó al tiempo de Cristo: los que se consideraban "expertos en la Palabra de Dios" (los fariseos y los maestros de la Ley) no supieron reconocer la identidad de Jesús y por eso se pusieron en contra de Él, hasta no lograr su muerte.

«Padre, perdónales porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34). Perdónales porque no saben que la Iglesia católica es la que fundó Cristo personalmente, cuando vivió en este mundo, y llegará hasta el fin del mundo.


Divisiones del primer milenio

Un hecho es cierto: las divisiones son fruto del pecado, no vienen de Dios, y, por lo tanto, no tienen ninguna garantía para el futuro. Empiezan, se desarrollan y se acaban. Es la experiencia del primer milenio de la historia de la Iglesia. Todas las divisiones que se realizaron durante el primer milenio de la historia de la Iglesia, prácticamente ya no existen. Solamente la Iglesia que fundó Cristo, durará para siempre. Las divisiones que existen ahora son del segundo milenio.


Cisma de Oriente 

Iglesia de Cristo: sí.
Papa: no.

Año 1,054: primera división. Los obispos de Oriente, que se autoproclaman «ortodoxos» (ortodoxia = verdadera doctrina), se apartan de Roma. Durante mil años habían reconocido la autoridad del Sucesor de Pedro, el obispo de Roma; ahora ya no. ¿Qué dicen?

Iglesia de Cristo, con obispos, sacerdotes, diáconos, sacramentos, concilios ecuménicos y devoción a María y a los Santos: SI. Papa: NO

Pretenden una Iglesia sin cabeza visible.


Reforma Protestante

Cristo: sí.
Iglesia de Cristo: no.

Año 1,517: Martín Lutero da inicio a su inconformidad con Roma. Su enseñanza fundamental:

Cristo: SI. Basta la fe en Cristo para alcanzar la justificación (= perdón de los pecados y amistad con Dios).

Iglesia visible de Cristo, la que viene desde un principio, con Papa, obispos, sacerdotes, diáconos, sacramentos y concilios ecuménicos: NO

Lo que importa, es pertenecer a la Iglesia espiritual, a la que pertenecen los que de veras creen en Cristo, sin importar a cual entidad eclesiástica pertenezcan. Esto no tiene mucha importancia. Sirve solamente para ayudar a vivir la fe en comunidad.

Basándose en estos principios, pronto se multiplican las divisiones: luteranos (1,521), calvinistas (1,532), menonitas (1,536), presbiterianos (1,560), bautistas (1,611), metodistas (1,784)… que fundamentalmente siguen las ideas de Lutero.

El año de 1,534 el rey Enrique VIII aparta Inglaterra de Roma. Así surge la Iglesia Anglicana; de esta viene la Iglesia Episcopaliana, una vez que Estados Unidos logra su independencia de Inglaterra. Se mueven entre el catolicismo y el protestantismo.

A principios de 1,800 en el mundo protestante surge un nuevo movimiento religioso, que ahora está invadiendo el mundo con un afán proselitista incontenible: mormones (1,830), adventistas del séptimo día (1,863), testigos de Jehová (1,874) y la línea evangélica pentecostal (principios del siglo XX). Normalmente, a nivel teológico, éstos grupos siguen a Lutero; pero, al mismo tiempo, rechazan todas las Iglesias anteriores, acusadas de «apostasía», y cada grupo de considera la única y verdadera Iglesia visible de Cristo «restaurada», en clara oposición a todas las demás y en una actitud abiertamente sectaria.


Testigos de Jehová 

Dios: sí.
Cristo y su Iglesia: no.

Entre los grupos que empezaron a surgir desde principios del siglo pasado, hay uno que va más allá de Lutero: la congregación de los Testigos de Jehová. No hablamos de los mormones, porque no se pueden considerar cristianos al admitir un Tercer Testamento: "El libro de Mormón" y ser politeístas.

¿Cuál es la posición de los testigos de Jehová?

Dios: SI. Un solo Dios, sin Trinidad, al estilo del Antiguo Testamento.

Cristo y su Iglesia: NO. Cristo es un hombre y nada más, la primera creatura de Dios. La Iglesia que fundó Cristo, cuando vivió en este mundo, fracasó.

Ahora los testigos de Jehová son la única y verdadera "congregación visible de Jehová".

De por sí desde antes ya se había empezado a considerar a Cristo como hombre y no como Dios; por ejemplo, con la masonería (principios del 1,700; Cristo es visto como un sabio), o el espiritismo (mitad del 1,800; Cristo es visto como un grande médium).


Nueva Era 

Religiosidad y espiritualidad: sí.
Dios: no.

Se trata de otro movimiento cultural-religioso, que empezó a surgir en la primera mitad del siglo XX y se desarrolló en la segunda mitad. Actualmente está invadiendo el mundo entero, especialmente los ambientes artísticos e intelectuales o económicamente más pudientes: una mezcla entre cristianismo, antiguas religiones paganas, religiones orientales gnosis, astrología, sicología, esoterismo, ocultismo, ecología, indigenismo y medicina alternativa. Un supermercado, en que cada uno prepara so coctel al gusto, escogiendo lo que más le agrada y lo hace sentir bien.

Por lo que se refiere a Dios, he aquí la idea central:

No existe un solo Dios, creador, salvador y remunerador. Todo el universo es un organismo viviente. Todo lo que forma parte del universo es Dios.


Panteísmo

Dicen los nuevaerianos: «¿Quieres buscar a Dios? Entra dentro de ti mismo y allá lo encontrarás. Además, harás el grande descubrimiento: Tú eres Dios. Lo que pasa es que tú estás ciego y no te das cuenta de lo que eres y las posibilidades "infinitas" que tienes. ¿Quieres aprovechar de ellas? Inscríbete en algún taller sobre control mental, chacras, cuarzos, cristales, colores, perfumes, ángeles, … y verás como poco a poco irás despertando y tomando conciencia de los poderes "infinitos" que tienes».

¿Y cómo resolver el problema de la muerte? «La muerte no es un verdadero problema — contestan —. Al morir, el alma pasa a otro ser viviente y mediante un proceso continuo de reencarnaciones te vas purificando. Por lo tanto, no tienes que temerle ni a la muerte, ni al purgatorio, ni al infierno. Todo es bonito en este universo; todo es energía y vida, felicidad y éxito para los que se adhieren a esta nueva visión del mundo».


Satanismo

Dios: no.
El enemigo de Dios: sí.

A lo largo de la historia, siempre hubo grupos selectos de personas que han rendido culto a Satanás. La novedad actual consiste en que ahora este fenómeno se está volviendo «popular».

Normalmente se trata de adolescentes y jóvenes, que empiezan reuniéndose en las discotecas para escuchar música y bailar. Mediante un buen sistema de reclutamiento, poco a poco se pasa de la música rock a la metálica, de la simple alusión al himno declarado en honor de Satanás, de la imagen a la oración y la entrega, del sacrificio con animalitos al sacrificio con seres humanos, especialmente en aquellos países en que los gobiernos no logran ejercer un control real sobre la población y así se pretende lograr «poder» para encontrar satisfacciones inmediatas.


Pluralismo religioso

Ya se acabó la sociedad monolítica del pasado. Hoy es necesario que estemos conscientes de nuestra identidad como católicos, para no dejarnos confundir y envolver por la variedad de propuestas que continuamente se nos presentan.

Para sentirnos seguros y vivir nuestra fe con dignidad, es necesario que conozcamos el Evangelio de Cristo, tengamos una verdadera experiencia de Dios y, como dice San Pedro estemos capacitados para «dar razón de nuestra esperanza (1 Pe 3,15)». Solamente así estaremos colaborando con nuestro granito de arena para que se haga realidad el sueño de Cristo: «Habrá un solo rebaño como hay un solo Pastor (Jn 10,16)».

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