Considera cuánta palabra que resuena a tu alrededor no es más que palabrería, hojarasca sin fundamento. No caigas también tú en ese mucho hablar y poco decir. Antes bien, cultiva el hábito del silencio, del silencio que te ayuda a escuchar, que te incita a pensar, que te invita a redescubrir de nuevo el gozo de la palabra fecunda y edificante.
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