Roma (Sábado, 26-01-2013, Gaudium Press) El Obispo copto católico Youhanna Golta, quien partició en la Asamblea Constituyente convocada por el Presidente de Egipto, Mohamed Morsi, para redactar una nueva Constitución, explicó a Agencia Fides las razones por las cuales los católicos se retiraron de la Asamblea y los graves riesgos que representa para el país la definición de un estado islámico. "Para dialogar se necesita a alguien que sepa escuchar los argumentos de otras personas", aseguró el prelado.
Monseñor Youhanna Golta Obispo Auxiliar de Alejandría. |
Sobre el contexto general del proceso de redefinición de la sociedad egipcia, Mons. Golta afirmó que nadie, ni siquiera el presidente Morsi, conocen cuál será su resultado. "Si el gobierno y los Hermanos Musulmanes tratan de reprimir las manifestaciones de desacuerdo que se están celebrando en estos días, volverá la pesadilla de la guerra civil a Egipto", alertó. En los últimos días, los sectores cristianos se retiraron de un nuevo intento de de diálogo con el gobierno, que persiste en la incorporación de la Sharia (ley islámica) como fuente de la legislación egipcia.
"El trabajo comenzó bien", comentó el Obispo sobre la redacción de la nueva Constitución, "pero a un cierto punto se hizo evidente que los Hermanos Musulmanes y los salafistas querían imponer una Constitución islámica. Discutimos con sus líderes, pero no escuchaban razones. Nos dimos cuenta de que nuestra función era sólo decorativa, y nos fuimos". El nuevo fracaso del gobierno por lograr acercamientos con los sectores de la población no musulmana le ha quitado interlocutores incluso entre los musulmanes no radicales. "Sólo una minoría del pueblo ha apoyado con su voto el referéndum sobre la entrada en vigor de la nueva Constitución", comentó Mons. Golta.
El Obispo señaló que las condiciones de Egipto no admiten un proyecto de islamización como el que pretende el gobierno y comparó el país con el conflicto de Malí, tomado parcialmente por combatientes yihadistas y recuperado progresivamente a través de intervención de Francia. "Egipto no es Malí. Se encuentra en la encrucijada de Europa, Asia y África. Vivimos más de diez millones de cristianos", explicó Mons. Golta. "Por eso no se puede aceptar el que se convierta en un país islámico. Pero existen estrategias internacionales que proyectan una división de Egipto. Y quién pagaría el precio sería la población".
Con información de Agencia Fides.
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