La celebración de la Misa Crismal, donde se bendicen los Santos Óleos y expresión de la comunión de la Iglesia diocesana, tuvo lugar ayer tarde en la seo septense, presidida por Mons. D. Rafael Zornoza Boy, concelebrada por el clero ceuta y con la presencia de los seminaristas del Seminario San Bartolomé.
Cientos de fieles acompañaron en la celebración al Obispo diocesano, a sus sacerdotes y seminaristas en la Misa Crismal en la que el Obispo destacó su “significado especialisimo para todos los fieles, y también para todos los sacerdotes, mis queridos hermanos sacerdotes que hoy concelebráis mostrando esta unidad sacramental en el corazón de Cristo, en la Iglesia, con el Obispo al servicio de los fieles. Unos y otros participamos de esta unción con el crisma, hemos sido ungidos por el Espíritu Santo para ser santos“.
Mons. Zornoza agradeció a los sacerdotes “vuestro servicio a la Iglesia, tan necesario, del que se beneficia el mundo entero. Es un día para dar gracia por la vocación recibida, por la fidelidad mantenida, con su Gracia y nuestro esfuerzo y para pedir por loa que más necesiten entre nosotros”. Asimismo agradeció a los fieles ceutíes su presencia en la reciente visita del Papa Francisco a Rabat, hace pocas semanas. El mensaje del papa en esta visita centró parte de la homilía del Obispo que glosó las palabra del pontífice cuando destacaba que “el problema de los cristianos no es ser pocos o muchos, es ser insignificantes. Como cristianos hemos de ser ‘significativos’, que no es llenar todo, sino ser fermento donde nos encontremos y con quien nos encontremos (…) ¿Cúal es la luz y la sal que hace al cristiano “significativo”? Es vivir esa consagración, seguir al Señor donde nos hemos comprometido en el Bautismo”. Mons. Zornoza recordó así que “ser cristiano es vernos reconocidos en el encuentro con Cristo donde hemos sido perdonados y Dios nos ha enviado, vivir en este encuentro (…) Hemos de ser otros restos en diálogo con el mundo”.
Dirigiéndose a los sacerdotes, especialmente, destacó que “nuestra renovación de las promesas es una llamada a decirle con todo nuestro corazón al Señor ‘Sí’, cuenta conmigo para amarte y para amar, para reconocerte como el cimiento de nuestra vida, lo que salva mi actividad, mis luchas, mi entrega, mi descanso mis aficiones, todo en Tí y para Ti”. Además recordó a los más débiles, que son los que han de recibir nuestra caridad, los enfermos, los emigrantes… Por último, ante los presbíteros y seminaristas allí reunidos, señaló que “cuando nos une sacramentalmente el mismo ministerio, la fraternidad sacerdotal se convierte en el testigo que el amor de Dios y su mandato a la Iglesia es algo realista, vivo, permanente, que hace confiar al pueblo de Dios. La Iglesia, si no, será vista como un aparato político no como una institución sobrenatural”.
Tras la homilía, los sacerdotes concelebrantes realizaron la renovación de sus promesas sacerdotales y el Obispo bendijo los Santos Óleos de enfermos y catecúmenos y consagró el Crisma y continuó la liturgia habitual de la Santa Misa.
El Obispo y el Seminario regresan hoy a Cádiz tras pasar, como es tradición, las primeras jornadas de la Semana Santa en Ceuta.
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