Quito (Miércoles, 24-04-2019, Gaudium Press) Quito es la única ciudad latinoamericana que realiza ese magnífico, algo misterioso, y muy simbólico ritual: El arrastre de caudas. Expliquemos en qué consiste.
Antiguamente, cuando un general romano moría, el comandante de la Legión realizaba unos actos sobre el cuerpo sin vida del antiguo comandante. Tomaba el estandarte y lo movía sobre el cadáver. Luego lo llevaba flameando por entre los soldados, queriendo que las virtudes del comandante muerto impregnasen toda la Legión.
Ahora en un ritual cristianizado, y con un simbolismo que cobra aquí todo su sentido, la Iglesia en Sevilla y en Quito hace lo propio en honra de Jesús el Salvador. Ocho canónigos se visten de negro, portando tres prendas: la sotana negra, una capa pequeña -algo como un alba corta y blanca- y en sus cabezas la capucha, de la cual se sigue una tela negra de varios metros que se arrastra en el suelo, la ‘cauda' o cola, que le da el nombre al rito. Uno de los canónigos porta el estandarte negro con cruz roja.
El negro simboliza la muerte del Señor, el rojo su sangre y la de los mártires, el blanco por supuesto la pureza.
Participa regularmente de este ritual el Arzobispo, quien lleva al Santísimo bajo el palio, y carga también un lignum crucis, reliquia de la verdadera cruz redentora de Jesucristo. El cortejo parte del altar mayor de la catedral quiteña y recorre el templo en compañía de dos acólitos.
Es claro pues el simbolismo, que repetimos, tiene aquí la plenitud del sentido: en los prolegómenos del Triduo Pascual, se quiere y se implora al cielo que las virtudes del Redentor, su caridad, su valentía, su decisión, su fidelidad, etc., pasen a los fieles, y los fortalezcan para las luchas continuas de esta vida.
Una maravilla de tradición, con significado grandísimo, que ya lleva alrededor de 4 siglos realizándose en el Ecuador. (SCM)
Con información y fotos del Archivo Metropolitano de Historia de Quito
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