Nuevo miércoles con el que cierro edición con uno de los artículos que en su día publicara nuestro querido Diego Martínez Salas en sus "Raíces de Grazalema".
Esta vez lo hago con una firmado por Cándido Gutiérrez Nieto y que desarrolla un interesante tema que a su vez es muy seguido en este bendito lugar como en muchos lugares de nuestra bendita España y del mundo entero: ¡El Flamenco!
"El Flamenco y Grazalema" se titula y os aconsejo que lo leáis porque es de sumo interés.
Con el mismo rindo un sincero tributo a la memoria de nuestro recordado Diego Martínez Salas, sirve también como muestra de gratitud a su extraordinario equipo de colaboradores y como muestra de admiración hacia su viuda, hijos, madre, familia, amigos así como a todos y cada uno de los grazalemeños y todo el pueblo de Grazalema.
Recibid todos un abrazo con sabor a eternidad,
Jesús Rodríguez Arias
raicesdegrazalema.wordpress.com
Publicado por Grazalema
DESDE MI ALTOZANO: El Flamenco y Grazalema
Por Cándido Gutiérrez Nieto
Para descargar el archivo de audio original, pincha el enlace.
https://www.dropbox.com/s/q38nx5886h18k3a/Programa%2005%20-%20El%20Flamenco%20y%20Grazalema.mp3?dl=0
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Queridos paisanos y paisanas. Un cordial saludo a todos
Por el interés en buena medida pasional que me mueve, he querido dedicar esta columna de hoy al tema del flamenco en Grazalema o más bien qué pueden tener en común Grazalema y el flamenco. Confieso, que como andaluz consciente me hubiera gustado saber más de este arte tan genuinamente nuestro, pero no llego más que a sentir una sensibilidad que a veces me estremece y brota a flor de piel cuando oigo un buen cante interpretado con hondura y acompañado por los sones de una buena guitarra. Vaya por delante que no soy flamencólogo ni me aproximo a ello, aunque por diferentes motivos me rozo con cierta frecuencia con buenos aficionados con quienes en muchas ocasiones he compartido como oyente, tertulias o audiciones flamencas. Comparto, por ejemplo, familia con Carlos Rodríguez extraordinario guitarrista, miembro activo de la peña de San Fernando “El Chato de la isla”, quien le ha tocado en numerosas ocasiones a un sinfín de cantaores como es el caso de Aguilar de Vejer y hemos tenido la ocasión de verlo en Grazalema tocándole a este cantaor en la IIIª Recreación histórica. Precisamente en estas recreaciones el flamenco está presente en Grazalema. En las ya numerosas visitas a nuestro pueblo, Carlos está construyendo una creciente amistad con el aficionado grazalemeño Antonio Valle a quienes les une el aprecio por las buenas guitarras y el amor por el buen toque. JAdemás, por citar algunas de estas proximidades, cultivo, desde hace años, una gran amistad con Fernando Gallo, natural de Paterna, quien ha estudiado y profundizado en el ámbito sociocultural del flamenco escribiendo libros recientes sobre los cantaores locales Rufino de Paterna y el Perro de Paterna y suele participar con frecuencia en actos. En conjunto, unos contactos amistosos y entrañables que no añaden mucho a mi atrevimiento al tratar hoy este tema sólo con leves pinceladas.
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Entrando en materia, parto de la idea que en nuestro pueblo, como en cualquier lugar de Andalucía donde existe cierta pureza en sus esencias, en algún momento y en algún lugar se ha debido encontrar el duende. Como magistralmente dijo García Lorca, el duende son esos sonidos negros, son el misterio, las raíces que se clavan, donde llega lo que es sustancial en el arte. “El duende no está en la garganta; el duende sube por dentro desde la planta de los pies”. Es el “poder misterioso que todos sienten y que ningún filósofo explica” es, en suma, “el espíritu del alma flamenca”. Y aquí en la Sierra, en estos rincones recónditos de nuestra bendita Sierra gaditana estoy seguro que el duende ha estado y morado con frecuencia y quizás nos espere aún para hacernos voltear el corazón en algún momento inesperado.
En el pasado, como ha dejado escrito el investigador y flamencólogo Félix Grande, en su obra “Memorias del flamenco”, hay testimonio de su paso por Grazalema del gran cantaor don Antonio Chacón. Fue meses posteriores a 1881 en sus comienzos siendo aún un muchacho y un desconocido artista errante. En este año, inició un periplo acompañado por el tocaor jerezano Javier Molina y su hermano el bailaor Antonio Molina. Aquel trasiego que comenzó en Jerez, y recorrió las provincias de Cádiz, Sevilla y Huelva dibujó durante meses, de pueblo en pueblo, un capítulo de la llamada geografía del flamenco en un itinerario que hoy es ya historia del flamenco.
Por otro lado, en el pasado también en las fiestas antiguas del pueblo que están nombradas como la de la Cruz de Mayo, el día de San Juan, o las fiestas del Carmen y la feria, el grazalemeño Juan Díanez Pozo nos nombra cómo se desarrollaban estas fiestas en las cuales en todas se cantaba y se bailaba largamente. El día de la Cruz de Mayo todo el mundo se bajaba a la bodega que la llamaban del “panadero” y allí bebían y cantaban. O el día 24 de junio, el día de san Juan, todo el pueblo se marchaba a la Ribera a sanjuanear. La gente (como dice textualmente Juan Diánez) “donde hubiera un árbol gordo se colocaba un columpio y se ponían a mecer entre coplitas y canciones a todo por el que allí pasaba”.
En definitiva eso ocurrió en el pasado. En el presente, los momentos a los que estamos invitados no parecen muchos aunque si constantes ya que las Noches Flamencas de Grazalema recorren ya una historia de varias décadas, anticipando las Fiestas del Carmen, donde el aficionado se da cita con su cante predilecto, reinando entre todos el cante por fandangos con permiso, claro está, de la soleá y la seguiriya.
Curiosamente, estas Noches flamencas aparecen incorporadas a la guía de festivales flamencos del verano andaluz; guía imprescindible para los aficionados de todo el mundo. Así pues, como una hermana menor, la cita grazalemeña es nombrada junto a eventos de tanto renombre como son la fiesta de la bulería de Jerez o el concurso de Cantes por Serranas de Prado del Rey. Y es aquí, en el cante por Serranas donde puede hallarse uno de los puntales flamencos no sólo de Grazalema sino del conjunto de los pueblos blancos gaditanos. Porque, lejos de una escuela propia, nuestros pueblos, se han formado y vivido desde el punto de vista del flamenco entre la atracción e influencia de dos grandes focos de cultura flamenca de la Baja Andalucía. Me refiero a la influencia de Arcos de la Frontera como extensión serrana de Jerez por un lado y Ronda por el otro.
Precisamente en el festival de cantes por Serranas de Prado del Rey que en 2012 ha conmemorado su 37 años de concurso se ha recordado la originalidad de este palo del flamenco especialmente difícil, nacido a finales del siglo XIX en Ronda y que sigue en auge entre otras razones por el empeño de los aficionados al flamenco de Prado del Rey y de toda la sierra (incluyendo a algunos aficionados grazalemeños), quienes ya en 1972 pusieron en marcha el entonces llamado Festival del Mosto.
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Y desde ambos polos de atracción (Arcos- Jerez y Ronda y Ronda y Arcos, pasando también por algunas poblaciones como Bornos o Ubrique) el flamenco ha transitado por nuestra sierra como lo ha hecho por toda Andalucía.
Centrándonos en Grazalema, el flamencólogo jerezano José María Castaño (director del programa de radio “Los Caminos del Cante”, y coordinador del Aula del Arte Flamenco de la Universidad de Cádiz) en su expresión de la geografía flamenca al referirse a la Sierra de Cádiz y sus cantes dice que “el flamenco generado en estas zonas ha tenido mucho que ver con el aflamencamiento de formas folclóricas que han sabido conservar con extraordinaria fuerza”. Y para ilustrarnos cita cuatro expresiones especialmente de nuestra comarca: la Serrana, la Bambera, la Petenera y la soleá de la Sierra de Grazalema.
Sobre la Serrana dice que nace como canción popular andaluza que se aflamenca a mediados del siglo XIX tomando como suyos los toques de la seguiriya; siendo grandes intérpretes de la misma tanto Silverio Franconneti como Antonio Chacón, viajando con personalidad propia tanto a San Fernando como Jerez y adquiriendo un fuerte arraigo en Córdoba.
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Aquí van dos estrofas por serranas que evocan a nuestra Grazalema del alma:
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Por la Sierra de Grazalema
Voy recordando
Unos ojitos verdes
Que vi llorando
O esta otra,
En Grazalema
En to la Sierra
Tengo una virgen de cielo
Y otra de tierra
La Bambera, por su parte, experimenta un proceso de “integración” parecido al de la serrana encontrándonos una expresión singular en la llamada bambera de Arcos. Castaños explica que “Si la serrana asumía los toques por seguiriya la bambera va a acogerse a los moldes de la soleá bailable, aunque su origen es una modalidad de fandango que se usaba para el galanteo”. En cuanto a su mejor interpretación hablar de la bambera como flamenco es hablar de Pastora Pavón la “Niña de los Peines”.
Una bambera muy serrana, que da buena muestra del momento y sentido de su uso como cante, dice así:
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Dile a la del pelo lacio que se venga a columpiar
Que meciéndola despacio la tengo que enamorar.
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O esta otra:
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Si quieres saber morena, lo que te estoy queriendo,
Vente conmigo a la bamba
Que allí te lo iré diciendo
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Sobre la Petenera mantiene algo, como constante, que es sabido por todos. Y es su cualidad controvertida como cante, ya que incluso los propios gitanos dicen haber rehuido de su interpretación por el mal fario que le acompaña. Sin embargo, su interpretación, popularizada por la cantaora la Petenera, natural de Paterna, fue preferida tanto de Antonio Chacón, de la Niña de los peines como de Pepe el de la matrona. Incluso como expresión flamenca para el baile popular ha recibido interpretaciones con instrumentos como el violín y el piano, habiendo sido uno de estos intérpretes el mismo García Lorca quien acompañaba el toque al piano el cante de la Argentinita.
Unas letras del cante por peteneras son estas:
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Seguir viviendo a tu lado,
Cosita que no pue sé,
Lo dice un desengañao
Ciego de tanto ver.
Finalmente las soleares de la Sierra de Grazalema están consideradas un tipo de soleares con personalidad propia. Como explica Marcos Escáner en la revista digital “serranía de Ronda” es típicamente un cante en desuso, perdido, y para oírlas hay que recurrir a grabaciones antiguas. En este tipo de Solea, la guitarra va ejecutando el toque al estilo de la solea de la de Alcalá.
Precisamente en la grabación de un disco flamenco al interpretar una soleá bajo este compás, se ofrece la pista de un dato singular para nosotros sobre el flamenco y Grazalema. Por su interés, trascribo literalmente lo que nos dice José María Castaño:
En 1975 para la casa Movieplay, Joselero de Morón graba una soleá que titula “soleares de la sierra de Grazalema”. Algo que no deja de ser curioso por cuanto el cantaor utiliza estilos de Lebrija, Triana, Alcalá, Utrera y Cádiz. ¿Cuál es el motivo por tanto que hace que le dé este título?. El tocaor Diego el del Gastor le apunta “dale el aire de mi padre” y “anda, Luis, el cante de mi padre” y que en el principio de la grabación el cantaor le dice a su hijo “Diego, estos cantes son de la Sierra de Grazalema”. Francisco Amaya, que era el abuelo paterno de Diego del Gastor. Como dicen los Soler, es posible que (el abuelo de Diego) naciera en Grazalema, pues el padre de Diego, Juan Amaya Cortés lo era de la cercana Ronda donde tenía parientes flamencos Curiosamente, el único que ha grabado esta soleá es Luis Torres, Joselero de Morón, cuñado que fue de Diego el del Gastor. El mismo, en una entrevista concedida a la revista Candil de Jaén, afirma: “esa soleá que yo llamo de la sierra de Grazalema, que era la tierra de los padres de mis suegros”.
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Como resumen, en el texto se deja entrever la muy probable procedencia familiar grazalemeña del que ha sido uno de los más grande tocaores de flamenco de todos los tiempos, Diego el del Gastor.
Al mismo guitarrista le dedica el poeta Antonio Murciano estas estrofas:
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GUITARRISTA
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Tenía azules los ojos
y era rubio como un sol
que alumbrara a los flamencos;
bueno como el pan en flor.
Aunque nos nació en Arriate
y se nos murió en Morón,
¿te acuerdas de la guitarra
de aquel Diego el del Gastor?
Cinco cuerdas tenía blancas
y negra y honda el bordón
que acariciaba despacio
y sonaba a corazón…
¡Te acuerdas cómo templaba
Diego Amaya!”
-Si mi amor.
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A propósito hay otro guitarrista flamenco, de formación autodidacta que se considera natural de Grazalema. Enrolado en los tablaos jerezanos llegó a tocar por fiestas de forma magistral. Se llamaba Fernando Domínguez García, y era conocido artísticamente como Isidoro, recibió elogios del mismo Pepe Marchena quien llegó a decir que no había nadie que tocase las bulerías como él.
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Pero, tras estas leves pinceladas, no cabe duda que la historia flamenca de Grazalema y los pueblos serranos a pesar de todo es mucho más. El poeta sevillano Joaquín Romero Morube le dedicó a nuestra tierra estas estrofas aflamencadas:
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San Cristóbal de los montes,
por Grazalema se empina,
con torrenteras azules
y soledades de cima.
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Y al hablar de nuestra tierra y el flamenco es indiscutible que en nuestra cultura hay cantes pegados al alma serrana, como en el membrillo se pega la carne al hueso, nos referimos a esos cantes vinculados a la vida y la actividad del pueblo en el medio rural. Así hay algunos cantes de raíz flocklórica y con gran aproximación al fandango. Como ocurre, con las llamadas arrieras (que cantaban los transportistas de otros tiempos cuando andaban por las veredas de la sierra con su recua de mulas y borricos); como son estas estrofas arrieras:
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Cuando voy a feria Ronda
Pa alegrar trocha y verea,
Las mulas me hacen compás
Y yo le canto arrieras.
Y por último, y para poner punto y aparte a este Desde mi altozano de hoy, hay otro cante también por fandangos que toma su propia modalidad que se llaman fandangos de cacería:
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Estando en mi puesto un día
Le disparé a una perdiz
Y antes de caer abatía,
Fijó los ojos en mí:
Explicación me pedía
Como comprobarán esto tiene mucho recorrido y no hemos hecho más que empezar. Me despido por hoy, agradeciéndoles su atención y les emplazo al próximo encuentro, Dios mediante. Muchas gracias.
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NOTAS AÑADIDAS Y AUDICIONES:
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Para escuchar las “Soleares de la Sierra de Grazalema” que hemos referido de Joselero de Morón, tocadas por Diego el del Gastor se puede acceder en el siguiente enlace:
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Por otra parte, existe un tipo de fandango muy conocido por los entendidos que suele interpretarse con un cante titulado “Fandango de Grazalema” porque cita a nuestro pueblo al comienzo de su letra. Es tan famoso que se considera en su estructura, métrica y compás un “clásico”. Por esta razón lo han interpretado artistas de la talla de Enrique Morente con Pepe Habichuela a la guitarra; y en el mismo toque hasta el maestro Sabicas.
La letra del cante de Enrique Morente comienza así:
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O me vaya a Grazalema
No sé si me vaya a Ubrique
O me vaya a Grazalema
Alcalá de los Gazules
O al Alosno que es mi tierra
No sé si me vaya a Ubrique.
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http://www.yourepeat.com/watch/?v=8hAZuIP0GB
La interpretación de Sabicas.
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Entre las grabaciones flamencas de grandes maestros también se ha cantado a Grazalema por bulería. En el disco Ven y Sigueme, “Un gitano llamado Mateo” aparece la bulería “En el mercado” cantada por Rocío Jurado y Juan Peña el Lebrijano; al toque Manolo Sanlúcar. El estribillo dice así:
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Mantas, mantas de Grazalema
Mantas de Grazalema
que son suaves como la seda
y son baratitas y muy bonitas…
si las llego a vender
me “najo” pronto pa mi casita.
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Una última cuestión que durante tiempo nos mantuvo en vilo ha sido la posibilidad de que los antepasados del gran maestro Antonio Chacón fuesen de Grazalema. Como aparece documentado por el crítico de flamenco Manuel Bohórquez en su blog “La gazapera” en el texto “el enigmático nacimiento de Chacón”, esta ha sido una cuestión difícil de aclarar. Las razones, según explica, estuvieron en la situación conyugal de sus padres quienes estaban separados de matrimonios anteriores. Fruto de su relación extraconyugal nacería el cantaor. El asunto que afectó a esta creencia de su procedencia grazalemeña fue la aparición de una partida de bautismo de una persona que, con el mismo nombre y apellidos, contemporáneo suyo y natural de la misma Jerez, durante mucho tiempo había hecho creer en esta procedencia. Finalmente, el descendiente de grazalemeños (por parte de padre y madre) era un jornalero hijo de emigrantes grazalemeños nacido en Jerez y no el insigne cantaor. No obstante, la importancia que en el mundo del flamenco, dada la talla del personaje, se le ha dado durante tiempo a Grazalema es digna de mención. Todas las explicaciones aparecen en el citado documento al que puede accederse en el siguiente enlace:
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http://blogs.elcorreoweb.es/lagazapera/2011/01/26/el-enigmatico-origen-familiar-de-chacon-2/
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