La comunidad diplomática española, civil y religiosa, se reunió el 14 de octubre en la iglesia del convento de San Salvador en Jerusalén, para su habitual celebración eucarística en recuerdo de Nuestra Señora del Pilar, fiesta nacional de España.
La tradición, formalizada en 1994 mediante un tratado entre la Santa Sede y España, tiene raíces profundas: desde hace al menos siete siglos, España presta una atención especial a Tierra Santa y los frailes de la Custodia. Al igual que las demás naciones católicas que apoyan a los franciscanos en esta tierra, la presencia secular de España tiene su origen en el amor a Jesús y a los lugares que recuerdan su vida. Fray MarcelloCichinelli, guardián de San Salvador y discreto de lengua española que presidió la celebración, recordó al terminar que España es conocida históricamente por hechos como la ayuda que prestó para la adquisición de algunos lugares santos en Belén, el Santo Sepulcro y la tumba de María, que más tarde pasó a ser propiedad de los greco-ortodoxos en 1751, y por otras muchas acciones a favor de la presencia de los Frailes Menores en los Santos Lugares.
“Es una hermosa tradición de la que los españoles nos sentimos orgullosos”, declaró el cónsul de España, Rafael Matos González de Careaga, que siguió la celebración eucarística desde la primera fila junto a su esposa. “Hoy celebramos nuestra fiesta nacional y esta tradición es un reflejo de las magníficas relaciones que existen entre España y la Custodia, pero también entre España y la Santa Sede”.
Durante la homilía, fray Aquilino Castillo Álvarez, animador vocacional de la Custodia, destacó con alegría la presencia del cónsul y del cuerpo diplomático español del consulado de Jerusalén y de la embajada de Tel Aviv, además de miembros de la Guardia Civil española y todos los religiosos, religiosas y laicos españoles presentes. “Su presencia en esta ocasión”, dijo fray Aquilino, “recuerda que somos un pueblo con una tradición basada en la fe que se convierte en un Pilar fuerte, una sólida columna que no debemos olvidar en nuestra cultura porque la fe y la confianza en la Santa Iglesia, Madre y Maestra, han marcado durante siglos nuestra forma de ser españoles”.
“Queremos seguir estando presentes”, confirmó el cónsul español, recordando la presencia y el trabajo de la Obra Pía de los Santos Lugares por sus donativos a varias realidades de Tierra Santa y su ayuda a las distintas comunidades religiosas españolas que se encuentran allí. “Celebramos el recuerdo del pasado manteniendo la esperanza en todo lo bueno que saldrá de esta maravillosa relación”, concluyó González de Careaga.
Giovanni Malaspina
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