Parte de la simbología del apóstol San Judas Tadeo es una medalla que cuelga de su pecho. De acuerdo a la tradición, ahí está grabado el rostro de Cristo.
Según Eusebio de Cesarea, historiador de la Iglesia, el rey Abgar de Edesa se encontraba enfermo y, conocedor de los milagros que hacía Jesús, envió un emisario para que le contara de sus aflicciones y lo invitara a su reino para que pudiera curarlo.
El emisario llegó donde Cristo y le contó sobre las enfermedades de su rey. Ante esto Jesús tomó un paño y lo acercó a su cara. Su rostro quedó grabado en este.
Se lo dio al emisario y le dijo que no podía ir a ver al rey Abgar, pero que después enviaría a un emisario suyo para curarlo.
Cuando el rey obtuvo el paño, se dio cuenta que su rostro se hallaba impreso en este. Y gracias a este empezó a tener mejoras en su salud.
Así pues, cuando Cristo ascendió a los cielos, San Judas fue enviado a Edesa para cumplir la promesa de Jesús. Él logró sanarlo gracias al poder proveniente de Dios.
El apóstol también presentó al rey y al pueblo entero las enseñanzas de Jesús, generando innumerables conversiones en Edesa.
Este paño se encuentra actualmente en el Vaticano, y se le reconoce, junto a la Sábana Santa y al telar de la Verónica, como una de las posibles imágenes de Cristo.
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