¿Quién no conoce a un entrometido? ¿Quién no reconoce a uno tanto en el mundo cofrade como en otros lugares que con su solo comportamiento se descubren solos?
Seguro que pones a más de uno, seguro que como buen entrometido es más que insoportable...
Pues de eso y de esos hablo hoy en Información San Fernando porque ellos también merecen tener su "sitio" para que luego no me digan que los ignoro.
Lo advierto para evitar soponcios innecesarios: Cualquier parecido con la realidad NO es pura coincidencia.
¿Y tú conoces a algún entrometido?
Jesús Rodríguez Arias
Nota: Lo mejor es que ya muchos le han puesto y nombre a este artículo según me han ido comentado en mensajes privados...
Nota: Lo mejor es que ya muchos le han puesto y nombre a este artículo según me han ido comentado en mensajes privados...
EL
ENTROMETIDO
Dícese del hermano de una
hermandad que es un poco “maestro liendres” pero que en este caso concreto “ni
sabe ni entiende”. El entrometido existe en todas las cofradías y quién diga
que eso no se corresponde a la realidad miente como un bellaco. El entrometido
se cree imprescindible en su corporación y por eso intenta no solo asistir a
todos los actos cultuales, culturales o de cualquier índole que se organice
aunque nunca esté satisfecho y siempre encuentra imperfecciones si él no ha
colaborado directamente en la organización pues un buen entrometido tiene que
estar dando la vara si o si…
Un buen entrometido es un
experto en la Semana Santa de Sevilla y se conoce todas las bandas de músicas,
todas las marchas procesionales que se estrenan este año, todos los estrenos,
todas las juntas de gobierno de las principales hermandades y los hermanos
mayores de Pasión, Gran Poder, Esperanza Macarena o de Triana de los que se
jacta decir que conoce, al menos los habrá visto en los periódicos, y de tener
cierta mano por su buen hacer. En cambio en el lugar donde tiene su sede la
querida hermandad de sus amores y entretelas se dice conocedor de todos los
problemas que acucian a las restantes cofradías, no se fija en sus aciertos, no
se fija en el buen hacer, no se fija que los hermanos se sientan como tales,
sino en los dimes y diretes que escucha en el bar de siempre mientras charla
con otros entrometidos pues el serlo une.
El buen entrometido debe
llevar siempre un gesto circunspecto, caminar con la cabeza gacha como si
estuviera pensando continuamente y es indefectible que debajo del brazo lleve
una carpeta-dossier en cuero negro o en su defecto marrón oscuro donde dice
llevar toda la documentación necesaria que piensa es indispensable para la
buena gestión de su hermandad. Antes algunos llevaban maletines de cuero pero
parecían antiguos vendedores de enciclopedias que nunca lograban encajar
ninguna en las casas que visitaban.
No hay nada más insoportable
para un hermano mayor, para los miembros de la junta de gobierno y para los
hermanos más cercanos que la figura del entrometido pues siempre está dando por
saco con esto, con aquello, que si habría que hacer eso o que es imperdonable
que nos hayamos olvidado de lo de más allá porque un buen entrometido que no se
entromete no hace honor a su nombre.
Y claro aunque un buen
entrometido suele durar años por el carácter propio que tienen las hermandades
al final estos a la larga más que a la corta suelen salir fuera de la misma con
el 44 en la espalda además de bastante dolidos por el trato que le ha
dispensado a tantos años de entrometimiento, perdón servicio, a la hermandad de
sus amores. En algunos casos se van a sus casas y en otros empiezan a caminar
por la itinerancia cofrade hasta terminar fuera de las mismas sin importar
mucho porque siempre queda el último recurso, el sacar a la calle una
“procesión” laica donde el entrometido en cuestión sea el principal valedor y
protagonista.
Jesús Rodríguez Arias
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