martes, 28 de agosto de 2018

RISITAS; POR ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ




De aquella imagen de este verano de Pedro Sánchez embarcándose hacia Doñana entre silbidos, abucheos y rechazos, me queda una obsesión. Su risa inalterable. Sus risitas. Si alguien lograse descifrar el significado de esa foto de publicidad dentífrica habría dado con su Rosebud (que, en la película de Orson Welles, encerraba la clave del sentido del ciudadano Kane; pero aquí de Sánchez).

Posibilidad 1. Bien pudiera reírse porque sabe que en las fotos de la prensa no hay sonido y que un gesto cariacontecido, de preocupación por el rechazo popular, incluso en los vídeos con sonido, multiplica el descontento. "Dientes, dientes", como dijo una folclórica, es una técnica elemental de mercadotecnia. 

Posibilidad 2. La folclórica, a su consigna, añadía una explicación: "Dientes, dientes, que es lo que les jode". ¿Será posible que divierta a Sánchez ver al pueblo soberano tan crispado? "Divertir" quizá sea una expresión muy frívola, pero no cabe duda de que le ha interesado siempre polarizar a la sociedad española, porque los gritos que le salpican de un lado se transforman mágicamente en gritos en su defensa desde el otro lado; y dejan a Podemos fuera de la melé.

Posibilidad 3. Las risitas pueden responder a más fríos cálculos, basados en la segmentación del voto. Sabiendo que los que le gritan son votantes suyos imposibles, ¿qué le importa, pues, si repercute en su beneficio, según la posibilidad 2ª? Hay algo gracioso (versión humor negro) en la independencia de la aprobación común de la que puede hacer gala un gobernante precisamente democrático, si cuenta con la mitad más uno (o ni siquiera eso, por los pactos posteriores) de los aplausos.

Posibilidad 4. Muchos sospechan que Pedro Sánchez se ríe porque él ya ha conseguido lo que quería, La Moncloa, el Falcon, Las Marismillas y el sueldo vitalicio. Y que ahora pasa de todo. Ojalá, diría yo, pero ahí está esa posibilidad, siquiera sea como premio de consolación con el que ya cuenta.

Posibilidad 5. La superioridad moral de la izquierda tiene que hacerles muchísima gracia. Los políticos de derechas, cuando los abuchea el pueblo, se ponen mohínos y cariacontecidos. Los de izquierdas, se parten el bazo. Observen la diferencia.

Quizá el Rosebud de Sánchez esté formado, pétalos y espinas, por todos estos puntos en distintas proporciones. No podía dejar que mis vacaciones nos dejaran sin comentar esa foto que es una radiografía.

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