Así que piensas que la devoción mariana es un invento tardío de la Iglesia católica.
¿Estás seguro?
Además del importante lugar que ella ocupa en los Evangelios, los primeros cristianos tuvieron en alta estima a la Virgen María. Prueba de ello es una antigua oración, probablemente la más antigua de su especie, compuesta a nuestra Madre del cielo en el año 250 d.C.: el famoso Sub tuum.
Esta es la traducción al español:
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita!
Escrita originalmente en griego, esta oración era usada en el siglo III en la liturgia Copta Ortodoxa de Navidad. Lo sorprendente es que esta oración ha sobrevivido hasta nuestros días y todavía es usada en la liturgia Copta como también en la bizantina, ambrosiana y católica romana.
En cuanto a su origen, debemos tomar en cuenta que la fecha 250 d.C. es simplemente el más antiguo punto en el cual se ha podido verificar el uso de esta oración. Esto no significa que esta oración no haya existido antes, ni que no hayan habido otras devociones marianas en uso.
También es interesante notar que para entonces el emperador Constantino ni siquiera había nacido (Nació en el 272 d.C. y murió en el 306 d.C.), lo cual derrumba todas aquellas teorías que sostienen que Constantino introdujo las devociones marianas en la Iglesia basado en prácticas paganas.
La devoción a la Virgen María puede ser encontrada en la Iglesia primitiva. Así que en nuestros momentos de necesidad recurramos con confianza a la maternal intercesión de la Virgen ¡la Madre de Nuestro Salvador Jesucristo!
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