Desde el Secretariado de Catequesis, en la festividad del Apóstol San Marcos, se invitaba a todas las parroquias que estén culminando el proceso madurativo en la fe para la recepción del sacramento de la confirmación, a unirse en una celebración Jubilar en la Santa y Apostólica Iglesia Catedral de Cádiz, la víspera de Pentecostés, para que todos juntos, como iglesia diocesana, como comunidad de creyentes, al igual que la primitiva iglesia unidos en oración, acompañaran a los catecúmenos que iban a recibir el Espíritu Santo.
El Año Santo, en el que la Santa Sede nos ha concedido la gracia particular del Jubileo con motivo de los 750 años del traslado de la Diócesis a Cádiz, es un tiempo de Gracia y experiencia de Dios. Está siendo un tiempo para ir profundizando en la fe de la Iglesia, que es la nuestra, trasmitida de una generación a otra como el mayor tesoro. La fe que confesamos nos remite al “nosotros” de la Iglesia, depositaria de la “traditio” que hemos recibido y cuyo depósito hemos de comunicar también hoy para ser fieles al mandato de Jesús, que ha hecho de nosotros sus discípulos y apóstoles.
La celebración, ha resultado una explosión de fe, como cuando los apóstoles recibieron los dones del Espíritu Santo. La Eucaristía estuvo presidida por Monseñor Zornoza, y concelebrada por los sacerdotes: padre Fernando, padre Cristóbal, padre Oscar, padre Eugenio, y el diacono Manuel.
Una catedral abarrotada entre confirmando, padrinos, familiares y amigos a los que Don Rafael en su homilía invitaba, y en especial a los confimandos, a testimoniar en la calle, a expresar la fortaleza de la fe en medio del mundo, como los primeros apóstoles el día de Pentecostés.
Fotofrafías: José Antonio Revuelta
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