«Invertir es lícito y legítimo. Lo que marca la diferencia es cómo lo haces […]. No solo buscamos el mayor retorno para nuestros clientes, sino también ser un instrumento de evangelización». Estas son las premisas de Borja Barragán, un experimentado inversor que acaba de poner en marcha Altum Faithful Investing, una empresa de asesoramiento financiero que sigue los criterios del magisterio de la Iglesia católica en todas y cada una de sus decisiones. Y que, además, destina el 100 % de sus beneficios a proyectos de evangelización.
Antes había trabajado en grandes multinacionales de la banca como Bank of America Merrill Lynch, Royal Bank of Scotland y Goldman Sachs. Y formaba parte de un mercado cuya orientación única era el máximo beneficio. Hasta que se encontró con Jesucristo. «Yo ya era católico, pero tuve un proceso de transformación personal justo cuando cursaba un máster en pastoral familiar. Tuve un encuentro con Cristo, descubrí mi vocación al matrimonio, el sentido de mi vida y eso supuso un antes y un después. Fue el gran detonante para luego querer vivir en coherencia», explica Borja Barragán en conversación con Alfa y Omega.
Así amplió su formación en la inversión responsable con la doctrina de la Iglesia en instituciones como Harvard, el Instituto Juan Pablo II, la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino en Roma, y en el IESE. Fundó luego en Julius Baer el primer fondo de inversión de renta variable en España que seguía la doctrina social de la Iglesia, hasta establecerse por su cuenta. «La mejor manera de poder asesorar a un cliente es hacerlo de manera independiente, y esa independencia te permite buscar lo mejor para él. Nosotros no estamos enfrente del cliente, sino a su lado. Y esta independencia me permite que la página web de la empresa esté bañada por citas de Papas y santos sobre cómo gestionar el dinero».
Con Altum –que viene de la expresión Duc in altum, Rema mar adentro, que Jesús dice a sus discípulos– trata de ayudar a incorporar la sensibilidad católica al mundo de las finanzas y a ayudar a aquel que quiera invertir de manera coherente y, además, pueda dar testimonio de su fe. De hecho, en los escasos meses de vida de la empresa cuenta, además de con entidades católicas, con instituciones civiles.
F. Otero
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