“Es una alegría estar aquí para celebrar a Santo Domingo”, declaró el Custodio de Tierra Santa en la iglesia de San Esteban de los padres dominicos, en Jerusalén. Desde hace tiempo las comunidades de frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa y los dominicos de Jerusalén celebran juntos a sus fundadores. Así, también este año, con motivo de la solemnidad de Santo Domingo el 24 de mayo, en la iglesia de los dominicos estuvieron también los franciscanos, con el Custodio y el secretario de Tierra Santa fray David Grenier. “Según es tradición, consideramos a los respectivos fundadores de nuestras órdenes como nuestros padres – dijo fray Francesco Patton -. La celebración es una forma de cultivar esta comunión, que es una comunión histórica entre nuestras dos órdenes”.
Pronunció la homilía fray Fréderic Manns, profesor del Studium Biblicum Franciscanum, igual que en octubre, en la fiesta de San Francisco, fue un padre dominico el que habló. El fraile franciscano, en su homilía comentó las lecturas del día y especialmente una del profeta Isaías. “Hemos escuchado: El Señor redimió a Jerusalén. Ahora debemos ver lo que después dijeron los padres de la Nostra Aetate – afirmaba el padre Manns -: la relación con el judaísmo es intrínseca. Tenemos que entender lo que esto significa y cómo podemos interpretarlo hoy a la luz del Antiguo Testamento, sin confundir judaísmo con sionismo”. Respecto a Santo Domingo, el padre Manns contó que, cuando era estudiante, como había una enorme hambruna, Santo Domingo vendía sus libros para dar de comer a la gente. “El estudio es fundamental pero, más que el estudio, es importante el respeto a la persona – concluía -. El estudio está al servicio de la persona”.
Santo Domingo de Guzmán fue declarado santo en 1234, después de una vida humilde, marcada por la predicación, la penitencia y la caridad (1170-1221). Español de origen, fundó en Tolosa la orden de los Frailes Predicadores, basada en la predicación itinerante. Santo Domingo murió el 6 de agosto de 1221 en su amado convento de Bolonia.
“Hoy es la fiesta de la traslación de las reliquias de Santo Domingo a la casa de Bolonia – explicó fray Martin Staszak, prior de los dominicos -. Su tumba estaba fuera pero las reliquias se llevaron al interior de la casa. Otras leyendas dicen que los asistentes sintieron un intenso olor a flores”. La fiesta de Santo Domingo está fijada en agosto pero, dado que cae en las vacaciones, los dominicos de Jerusalén la celebran el 24 de mayo. “Las dos órdenes, franciscanos y dominicos, en esta fiesta van a predicar unos a casa de los otros. Es una bella tradición que nos enriquece – explicaba el prior con una sonrisa -. Todos podemos descubrir algo nuevo en los demás”.
Beatrice Guarrera
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