Primer miércoles de este año 2018 que promete, al menos, ser apasionante. Primer miércoles y un nuevo artículo publicado en su día en "Raíces de Grazalema" y que lleva la firma de nuestro siempre querido y añorado Diego Martínez Salas.
Una más que interesante trabajo de investigación que lleva por título: "Sellos de las Parroquias del Arciprestazgo de Grazalema conservados en los archivos de Málaga".
Porque para afrontar nuestro presente y encarar nuestro futuro es imprescindible conocer nuestro pasado....
Con este artículo, el primero de este nuevo año, quiero rendir sentido y perpetuo homenaje a nuestro querido Diego Martínez Salas, rendir tributo a su Familia en nombre de su viuda, hijos, madre, Familia, amigos así como a todo el querido Pueblo de Grazalema y los grazalemeños.
Recibid todos un abrazo con sabor a eternidad,
Jesús Rodríguez Arias
raicesdegrazalema.wordpress.com
Publicado por Grazalema
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Tras la incorporación del Señorío de las Siete Villas a la Diócesis de Málaga, y una primera adscripción de estos pueblos al Arciprestazgo de Ronda, pronto se sintió la necesidad de optimizar la administración eclesiástica de los pueblos serranos mediante la creación de un nuevo arciprestazgo con cabecera en Grazalema, en cuanto pueblo que pronto destaca por su mayor importancia económica.
La razón de las sucesivas organizaciones territoriales de la Diócesis, la expresan reiteradamente los documentos episcopales de todas las épocas:
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“La dilatada extensión del territorio que comprende la Diócesis (…) y lo quebrado de los caminos que conducen a la mayor parte de los lugares de la misma, hace preciso que se divida en Distritos subalternos y Arciprestazgos, al frente de los cuales estén sacerdotes Delegados de Nuestra Autoridad, que fácilmente conozcan las necesidades de nuestros pueblos y Nos la comuniquen para que proveamos a su remedio”.
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La figura del arcipreste, como autoridad delegada del Obispo, se potencia a partir del Concilio de Trento, teniendo como cometidos principales supervisar el lugar de residencia de los sacerdotes evitando su absentismo, y proveyendo sus ausencias, la predicación, catequesis, asistencia a enfermos, y la visita e inspección de las Parroquias, etc,.
Junto a las potestades disciplinarias respeto a clero y fieles, sirve como punto de comunicación entre el Prelado y sus sacerdotes, teniendo lugar en su residencia las reuniones, conferencia, retiros y cursos a los que debía asistir todo el clero.
El Arciprestazgo de Grazalema, estaba integrado por las Parroquias de El Bosque, Benamahoma, Grazalema. Villaluenga del Rosario, Benaocaz, Ubrique y Cortes de la Frontera.
La creación de las provincias por el Decreto de Javier de Burgos de 1833, no tuvo en cuenta la realidad de la serranía como una comarca natural; dividiendo la misma entre las provincias de Málaga y Cádiz, adjudicando los pueblos de los antiguos arciprestazgos de Olvera y Grazalema a la nueva Provincia de Cádiz, y los de Ronda a la de Málaga. Sin embargo, estos nuevos pueblos gaditanos se mantuvieron dentro de la Diócesis de Málaga, hasta mediados de los años cincuenta del Siglo XX, en que pasaron a la Diócesis de Cádiz, con el fin de hacer coincidir los límites provinciales con los de los obispados.
Esta división resulta contraria a la realidad económica, natural e histórica de estos pueblos, y ha sido, es y será probablemente fuente de conflictos, y problemas como se ha demostrado no hace mucho con las tensiones producidas en el seno del organismo rector del Parque Natural Sierra de Grazalema; única entidad que creo recordar, respeta la conformación natural e histórica de las comarcas serranas. De ahí que se vaya abriendo cada día más una corriente administrativista que propugna la desaparición de las provincias y la reorganización de los territorios en comarcas, como circunscripciones más adecuadas y racionales para la administración y prestación de los servicios a los ciudadanos.
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Xilografía del Arciprestazgo de Grazalema
La utilización de sellos para autentificar los documentos, se ha limitado secularmente a las máximas autoridades y dignidades, como reyes y papas, que los usaron sobre papel y principalmente sobre cera, y plomo. A partir de mediados del Siglo XIX, comenzó a extenderse su uso a la generalidad de autoridades civiles y eclesiásticas, una vez que se fue abandonando la redacción de los documentos por los escribanos públicos, que por su sola intervención daban y dan autenticidad (hoy se les llama Notarios) a los documentos en los que actuaban.
Los Archivos Diocesano y Catedralicio de Málaga conservan una importante colección xilográfica recientemente catalogada; conservandose en ellos los sellos utilizados en el Arciprestazgo de Grazalema y que vamos a reproducir.
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GRAZALEMA
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El sello que a continuación reproducimos se encuentra estampillado en documentos conservados desde el año 1.863. La leyenda que reza: “Arciprestazgo y Curato de Grazalema”, indica que sirvió para validar tanto los documentos dirigidos al resto de parroquias integradas en la circunscripción como para los documentos propios de la Iglesia de Grazalema. El báculo hace referencia a la autoridad pastoral del Arcipreste, como delegado del Obispo, y la rama de azucenas es atributo de la pureza de San Gabriel y simboliza la advocación de la Parroquia: “Nuestra Señora de la Encarnación”.
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El siguiente sello data del año 1.901 y en el se repite la misma leyenda, si bien el motivo alude a la advocación parroquial presentando la Anunciación del Ángel Gabriel a la Virgen, misterio inseparable al de la Encarnación. De hecho la Anunciación es lo que representa el sello en el que el Ángel Gabriel le revela a la Virgen María que dará a Luz a un hijo por obra del Espíritu Santo, y ella finalmente responde: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”, momento en el que sucede la Encarnación, El origen de la veneración a la advocación de la Encarnación es muy antiguo ya que es unos de los primeros dogmas de la iglesia ya que va estrechamente ligado a la doble naturaleza Humana y divina de Jesucristo,
Similar al anterior es el utilizado durante el periodo 1937-1941, en el que bajo la misma leyenda se narra la escena de la Anunciación de una forma más detallada y descriptiva, con un cumulo de ángeles junto al arcángel y la virgen arrodillada a los pies, inspirándose en la portada de la misma iglesia parroquial.
A partir de 1.941 desaparece la mención al arciprestazgo e incluso a la propia advocación parroquial como podemos observar en el sello utilizado a partir del año 2.002.
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BENAMAHOMA
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Benamahoma tuvo parroquia desde 1505 hasta el S. XVIII, en el que la pierde por intereses ajenos al bien común. En 26 de junio de 1891 es restaurada. A estos serranos les cabe el honor de haber mantenido siempre la fábrica, mobiliario y toda la Parroquia a su exclusiva costa. De esta parroquia se conservan dos sellos. Uno del año 1894, y otro del año 1931. En ambos puede leerse y se representa la advocación de San Antonio de Padua o Lisboa, titular de la Parroquia, y con una gran devoción en la comarca, con fama de milagroso, encuentracosas, buscanovios, e invocado para casi todo, patrono de pobres y mendigos, hombre de letras y excelente predicador.
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El BOSQUE
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El Bosque no tuvo existencia como municipio hasta el año 1810 en el que se erige su Ayuntamiento por Fernando VII, pues hasta esta época su jurisdicción pertenecía en común a las cuatro villas que sobrevivieron a las siete que constituían inicialmente el señorío (Grazalema, Villaluenga, Benaocaz y Ubrique).
El primer sello registrado es del año 1907, en el que bajo la leyenda de Parroquia de N.S. de Guadalupe, aparece una corona sobre una media luna como imagen apocalíptica alusiva a la Virgen. El siguiente sello del año 1984, es más simple y se limita a recoger la denominación de la Parroquia sobre una cruz.
La advocación de Nuestra Sra. De Guadalupe dio nombre a esta población durante el S. XVIII en el que también se le conocía como Marchenilla.
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VILLALUENGA DEL ROSARIO
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Capital oficiosa de las cuatro villas, por ser allí donde se reunían sus representantes para tomar las decisiones comunes, erige su parroquia el 12 de noviembre de 1487.
En los sellos conservados en los archivos de la Diócesis de Málaga, sobre documentos de 1863, aparece la imagen de San Miguel, titular de su Parroquia, armado y sometiendo a sus pies al demonio, en una forma de representarlo muy extendida durante el barroco. El motivo se repite en el sello que le sigue del año 1941, en el que presenta el escudo con su lema: “quid ut Deus”, quien como Dios, que es la traducción de su nombre, y que alude a que ningún poder puede prevalecer contra Dios, perteneciéndole siempre la última palabra.
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La devoción a San Miguel es tan antigua como la Iglesia pero creció en importancia a finales del Siglo XIX. Se cuenta que el 13 de octubre de 1884 el papa Leon XIII experimentó, durante la celebración de la misa, una visión en la cual vio a Satanás y a sus demonios desafiando a Dios, diciendo que podía destruir su Iglesia si quería. Sin embargo, el pontifice pensó que si el demonio no lograba su cometido, sufriría una derrota humillante. Vio entonces aparecer a Miguel y lanzar a Satanás y sus legiones en el abismo del Infierno. Después llamó a su Secretario para la Congregación de Ritos. Le entregó una hoja de papel y mandó que se enviara a todos los obispos del mundo, indicando que la oración que había escrito tenía que ser recitada después de cada misa.
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“Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha, sé nuestro amparo contra la maldad y las asechanzas del demonio. Pedimos suplicantes que Dios lo mantenga bajo su imperio; y tú, Príncipe de la milicia celestial, arroja al infierno con el poder divino, a Satanás y a los otros espíritus malvados, que andan por el mundo tratando de perder a las almas. Amén”
Después del Concilio Vaticano II, el mandato de recitar esta oración al finalizar la misa fue revocado pero se puede continuar con esta práctica a manera de devoción. De acuerdo a la tradición católica, la Coronilla a San Miguel Arcángel ofrece grandes bendiciones a quien la rece, incluyendo la liberación del purgatorio de la persona que reza, de sus familiares y seres queridos.
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BENAOCAZ
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Erigida el 17 de noviembre de 1485, bajo la advocación de San Pedro, patrón de la Villa, cuya fiesta se celebra el 28 de junio, con la antigua tradición de la Cencerrada de San Pedro.
El sello que figura en los archivos data de 1863. En el se representa una cruz entre unas llaves y una palma cruzadas, alusivas al pontificado y martirio de San Pedro. Sobre ellos la leyenda. “Iglesia Parroquial de Benaocaz”. También figuran las iniciales R.C. probablemente correspondientes al Párroco que lo encargó y cuya firma validaba el sello.
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UBRIQUE
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