Por favor no veáis en este artículo publicado en la tribuna que semanalmente me cede Información San Fernando en la sección que dirige y coordina mi buen hermano Pepe Moreno Fraile como una crítica sino como una disidencia sentimental...
Jesús Rodríguez Arias
LA
CURVA DE CAPITANÍA
Llamadme romántico porque lo
soy, llamadme nostálgico porque lo voy siendo y más desde que voy cumpliendo
años, desde que la vida ya se conforma de tantos recuerdos. Sí, llamadme
romántico porque lo soy, llamadme nostálgico por lo voy siendo…
Tarde-noche del Lunes Santo de
1978 apoyado en una esquina donde se veía y divisaba la siempre conocida “Curva
de Capitanía” me encontraba junto a Tata que me acompañaba a ver esa Hermandad
tan seria, como decía ella, y con esas elegantes capas rojas. Meses atrás había
fallecido mi padre Juan José dejando a cuatro hijos demasiados pequeños y mi
madre María del Carmen no tenía ni ganas de mirarse la cara.
Fue en la “Curva de Capitanía”
cuando vi con otros ojos el misterio pasional de la cofradía de los Afligidos.
El Hijo mirando a la Madre, el Hijo apoyándose en María, Madre e Hijo juntos
ante un camino de dolor, de sufrimiento, no exento de Esperanza.
Flechazo en toda regla pues
desde mis ojos de niño se captaba una imagen que vivíamos en casa después de
que mi padre nos dejara con toda la vida por delante. Ahora éramos los hijos
los que nos apoyábamos en nuestra madre y viceversa. Desde entonces supe que mi
corazón sería la de un eterno Estudiante que camina Afligido por la calle de la
Amargura pero siempre sin perder la Esperanza que nos levanta cada día.
Fue en la “Curva de Capitanía”
donde comenzara a vivir con otro nivel de intensidad lo que al fin y a la
postre sería el carisma, el apostolado, en el que crecí, maduré y me hice el
hombre que soy hoy en día.
Son ya 33 años en la nómina de
Afligidos, mi madre nunca permitió que me inscribiera siendo demasiado niño
porque ser cofrade es cosa muy seria, son más de tres décadas en las que ha
habido ciertamente de todo pues he llegado a pertenecer a su junta de gobierno,
he sido un hermano colaborador, he dejado de vestir la túnica por la enfermedad
que padezco, de ir detrás en penitencia e incluso no acompañar a nuestros
Titulares algún que otro año pues las secuelas de mi intervención quirúrgicas a
veces me imposibilitan para mucho. Pero siempre cuando he cerrado los ojos
volvían para abrirse como los de aquél niño que en la tarde-noche del Lunes
Santo de 1978 quedara prendado y prendido por siempre de Afligidos que paró su
paso justo delante suya en nuestra “Curva de Capitanía”.
Este año no será así, este año
el impresionante misterio pasional en el que el Hijo se apoya en la Madre no
cogerá por tan isleño lugar por el que ha pasado años y años ya que al parecer
se cambia el itinerario para coger directamente por Rosario y cruzar la Plaza
de la Iglesia que, y es una opinión muy personal, son lugares muy desangelados
y ciertamente feos pero donde pero “doctores” tiene la…
Por razones sentimentales,
como isleño, como cofrade, me causa verdadero pesar el que la histórica y
cristeña cofradía elimine de su itinerario tanto la “Curva de Capitanía” como
Murillo y La Herrán que son calles de gran belleza estética donde las cofradías
se lucen por la estrechez de sus calles y la blancura inmaculada de las
fachadas. Habrán razones, respetables por supuesto, para este cambio de horario
e itinerario aunque ya para otra vez sería de considerar pasar según nos
corresponde por orden de antigüedad. Es simplemente una idea.
Siempre he defendido que las
decisiones de junta son soberanas y que algunas veces aciertan y otras todo lo
contrario. Respeto, aunque no lo puedo compartir, este cambio y el tiempo como
la experiencia dirán si ha sido una decisión acertada o a corregir. Tan solo lo
sabremos cuando el próximo Lunes Santo haya expirado.
No soy mucho de escribir de
itinerarios, horarios u otros cambios que se realicen en nuestras hermandades y
cofradías pero este ha sido distinto pues se tocado esa curva que roda a
Capitanía que fue el lugar, el sitio, el rincón, que Dios puso para que me
enamorara por siempre del misterio pasional de la que sería la hermandad de mi
vida.
Y es que a esta altura de mi
vida, llamadme romántico porque lo soy, llamadme nostálgico porque lo voy
siendo...
Jesús Rodríguez Arias
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