En el auditorio “Immaculada” es difícil encontrar sitio para sentarse. Muchas monjas, sacerdotes, frailes y también laicos rondan estos días por San Salvador. Provistos de cuaderno y bolígrafo, están preparados para el cuadragésimo segundo curso de actualización bíblica y teológica. Desde el 18 al 21 de abril, el Studium Biblicum Franciscanum de Jerusalén – con el patrocinio de CEI y de MIUR – ha decidido repetir este evento. Como desde hace años.
El tema del año pasado era “El Pentateuco (Torá) entre el judaísmo y el cristianismo”. Este año se vuelve a profundizar en el Antiguo Testamento. El hilo conductor es, en concreto: “Los salmos, oración de Israel y de la Iglesia”. Cada año, un tema diferente: este año la lectura judía y cristiana del Salterio completo, desde el salmo 1 al 150, es el centro de las numerosas conferencias.
Pero, ¿por qué precisamente los salmos? «Entre los libros del Antiguo Testamento, es el libro que más manejamos los consagrados, es decir, la mayoría de los asistentes a este curso. La mayoría de nosotros lo usa para la oración diaria. Por eso, era una forma de involucrar todavía a más personas que quieren aprender algo que les sea útil en su vida personal. La oración del Salterio es la manera más inmediata de hacerlo», explica fray Alessandro Coniglio, profesor del Studium Biblicum Franciscanum.
«Hace años se intentaba implicar al auditorio en temas de actualidad eclesiástica. Por ejemplo, salía una encíclica del Papa y decidíamos profundizar en ella – explica fray Alessandro – después, hablando con muchos participantes, nos dimos cuenta de que los temas de actualidad con frecuencia ya se habían tratado en profundidad. Por tanto, desde el año pasado, hemos recuperado esta dimensión bíblica plena».
Pero el programa no se limita a la teoría. Desde el auditorio de San Salvador, donde se celebran las conferencias matutinas, se sale para realizar excursiones por la tarde. «En el Studium Biblicum Franciscanum emitimos el título “Ciencias Bíblicas y Arqueología”. Nuestra diferencia, de hecho, es precisamente encarnar la Palabra en la tierra, en esta Tierra. No se trata de una lección puramente teórica. Para quien viene a Jerusalén, el valor añadido es precisamente poder concretar durante la tarde lo que se escucha por la mañana», explica de nuevo fray Alessandro.
Los asistentes charlan en torno a la sala durante la pausa. Este año son unos 160. Algunos ya estaban en Tierra Santa, otros han venido a Jerusalén por este motivo, desafiando los últimos días de confusión tras la Pascua. «Este año llegar desde el extranjero ha sido especialmente complicado, incluso desde el punto de vista económico, debido a la época. ¡Pero aun así, somos muchos!», comenta satisfecho fray Massimo Pazzini, decano del Studium Biblicum, durante el discurso de bienvenida.
También vienen muchos profesores de religión, principalmente desde Italia. Un joven suplente de Milán cuenta: «se trata de mi primera experiencia aquí y para mí este es un verdadero curso de actualización. Me está gustando mucho, tanto las sesiones como la Tierra Santa. He decidido que lo antes posible voy a organizar una peregrinación para poder volver a visitar los Santos Lugares». Desde hace dos años, el MIUR (Ministerio de Educación, Universidades e Investigación italiano) ha decidido reconocer este curso como actualización profesional para los docentes como él, a petición de la Universidad Pontificia Antonianum de Roma.
Pero la mayoría del público está representado por monjas. Muchos hábitos de diferentes colores, tantos como órdenes. Entre ellas se encuentra la hermana Carmen, que ha recorrido pocos kilómetros: «yo vivo en Nazaret, en Galilea, desde hace 25 años. También este año he aprovechado esta oportunidad, como cada año. Desde los 90 no me pierdo nunca los cursos de actualización organizados por el Studium Biblicum aquí en Jerusalén. ¡Y los encuentro siempre igual de interesantes!» Ella participa en todas las excursiones de la tarde, guiadas por fray Alliata y Don Gianantonio Urbani, de la diócesis de Vicenza.
Para el tradicional curso de actualización bíblica y teológica hay una gran novedad: un nuevo logotipo que, como dice fray Massimo, «quiere ilustrar las características de nuestro Studium Biblicum Franciscanum: herramientas de excavación y el libro de la Biblia».
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