El sevillano José Manuel García pone rostro a las miles de vidas rescatadas gracias a las 49 empresas de economía social de Cáritas en España
A los 50 años, José Manuel García llevaba ya casi 15 en paro. Había agotado todas las prestaciones. Se separó de su mujer (quien también había perdido su empleo) y terminó durmiendo en el coche, duchándose en un local de las Hermanitas de la Caridad y comiendo en un comedor social.
Así pasó 5 meses, hasta que gracias a Cáritas Sevilla consiguió una nueva oportunidad. «Ahora tengo un trabajo digno» con el que se mantienen tanto él como sus dos hijos, dice. «Solo tengo palabras de agradecimiento».
En Bio-Alverde, empresa que cuenta en la actualidad con seis trabajadores, no solo recibe un sueldo, sino también formación, porque «las cosas han cambiado mucho» desde la última vez que había trabajado, y aquí «te enseñan lo que necesitan ahora las empresas».
«Tu familia te empieza a culpar a ti»
Acabada la mili, José Manuel empezó a trabajar en un hotel de Sevilla. Era una «época boyante», con el boom de inicios de los años 90. Él fue uno de tantos andaluces que encontraron trabajo gracias a la Expo de 1992, pero aquello pasó.
A los pocos meses de perder ese empleo, el dueño del hotel le llamó para contratarle para otra de sus empresas, una floristería que, a su vez, trabajaba para una funeraria propia. Parecía un negocio seguro. «A lo que se dedicaban… Entonces uno se acomoda, no piensa en formarse…». Salir del paro esta vez ya no fue tan fácil.
En España «cayó el velo de la especulación se vieron todas las vergüenzas. Yo fui uno de los que cayó», cuenta, relatando su historia con lágrimas en los años.
Con alrededor de 35 años, «ya te consideran viejo para trabajar». Poco a poco «te van fallando los apoyos». «Los amigos, tus seres queridos… te empiezan a culpar a ti» de la situación. «No te queda ya ni el amor de tus padres ni la confianza de tu mujer». «Te quedas en un vacío».
José Manuel pudo tirar adelante gracias a la ayuda de «personas buenas», de «las monjas»… «Gracias a eso vive la gente pobre de este país», dice, señalando a la Administración Pública por desentenderse de la situación de sus ciudadanos. «Es su responsabilidad», pero «solo les preocupa el tejido empresarial, no la gente».
Una prueba de que otro tipo de economía es posible
Bio-Alverde es una de las 49 entidades de economía social de Cáritas (12 más de las que existían en 2013), en las que a lo largo de 2016 consiguieron un contrato 1.817 personas en todo tipo de sectores económicos, desde la agricultura a la restauración, pasando por la confección textil. El informe Economía y Personas presentado este jueves por Cáritas Española pone de forma especial el foco en ellas.
Se trata de empresas que compiten con las demás en el mercado, y que el pasado año obtuvieron una facturación en su conjunto de 36 millones de euros.
Paco Cristóbal, director de Desarrollo Social de Cáritas Española, destacó que uno de los objetivos es permitir a sus empleados salir de la exclusión, reciclarse y adquirir experiencia para poder encontrar otros trabajos. Otro objetivo es demostrar a la sociedad que es viable un modelo de economía distinto.
Cristóbal echa en falta, sin embargo, más apoyo por parte de las Administraciones por vías como la «cláusula social» en los concursos públicos, que a juicio de Cáritas deberían favorecer a este tipo de entidades sociales.
Ricardo Benjumea
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