martes, 25 de noviembre de 2014

SEGUNDO DÍA DEL CONGRESO TERESIANO EN NAIROBI.



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Por Emilio José Martínez González, vicario general de la Orden del Carmelo Descalzo.

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A las nueve de la mañana, después de la celebración de la Eucaristía, comenzaban los trabajos propiamente dichos del Congreso teresiano de Nairobi para África y Madagascar.

Abrió la mañana una ponencia del P. Emilio Martínez, quien presentó los objetivos principales de la celebración del Centenario. En opinión del ponente, este Centenario debe fundamentalmente dar a conocer la figura y la doctrina de Teresa como camino de unión con Dios a través de la oración y la vida fraterna, tal y como la Santa lo expone en sus escritos. Es responsabilidad de la familia carmelitana, en primer lugar, conocer profundamente dichos escritos, para luego presentarlos a la Iglesia y la sociedad.

A continuación, siguió un diálogo muy vivaz, en el que se pudieron presentar actividades globales y locales para la celebración del V Centenario. Particular interés suscitó el diálogo sobre Camino de Luz, que llegará a África en enero de 2015.

Por la tarde, el P. Emmanuel J. Nnadozie, nigeriano, presentó en una interesante conferencia los elementos esenciales del carisma teresiano desde una perspectiva africana.

Contemplación íntimamente ligada a la acción son las características esenciales del carisma, regalo de Dios a la Iglesia y al mundo para fortalecer el entero cuerpo de Cristo. Lo primero y principal, aseveró el ponente, es vivir con autenticidad el carisma y transmitirlo así a las personas en formación. En definitiva, ser hijos de Teresa y no otra cosa. Dicho carisma se vive en comunión entre frailes, monjas y seglares y ello es también una característica de la experiencia teresiana, que sólo puede vivirse plenamente en familia que sirve a los otros.

¿Cuál es el servicio que la Orden puede ofrecer a un continente que vive por tantas razones una continua noche oscura pero que, al mismo tiempo, está lleno de posibilidades, de luz y de vida? El pueblo de África, tan diverso, tiene en común un profundo sentido religioso que puede ser terreno fértil para que germine la palabra de Teresa, el testimonio de Juan de la Cruz y los santos del Carmelo, aseguraba el P. Emmanuel.

Así pues, una adecuada expresión del carisma teresiano, tal como la reclama la Iglesia de África, debe articularse, concluía el ponente, como propuesta de un modo de ser y un modo de entenderse a sí mismo desde la profundidad y riqueza de ser amigos de Dios. El testimonio de las obras de Santa Teresa a este respecto, particularmente Vida y Moradas, pero no sólo, es muy rico en este sentido. Dicho modo de ser reclama al Carmelo la vivencia y comunicación de un espíritu de familia que va más allá de las normas.

El crecimiento en la amistad con el Dios que nos ha creado y los caminos para lograrlo son el objetivo principal que el apostolado carmelitano debe marcarse. Para ello, a la luz de la doctrina teresiana, es necesario diseñar itinerarios espirituales que purifiquen imágenes confusas de Dios y le muestren como Aquel que en Cristo se ha unido a nosotros, vive con nosotros y cuida de nosotros, también en los momentos de dolor. Con un diálogo acerca de las propuestas del conferenciante se puso fin a la jornada de hoy.

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