EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN: "Yo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, ./. sino a Jesucristo, y éste crucificado" (1ª Lectura). San Pablo, con el anuncio del Kerigma, va a lo nuclear, sin medias tintas, sin "dulcificar". Presenta a Cristo y nada menos que perseguido y crucificado. Es posible –los que quieren una fe "a la medida", de "pastelería" o de "supermercado"– que, al oír estas palabras, se escandalicen, no quieran saber nada, no aparezcan por la Iglesia o sigan en su "comodidad". Tener fe es fascinante, atrayente, da razón de nuestro existir, pero nadie ha dicho que sea fácil, que "se venda por dos reales". A los cristianos nos falta catequesis sobre el dolor, sobre nuestras limitaciones y contingencias, sobre nuestras persecuciones. Pero un sufrimiento, no gratuito (no hay que ser masoquista), sino que libera, que purifica, que nos coloca en la realidad, nos "asienta" en el suelo; y un padecimiento que redime. Ese es el misterio de la cruz. Le pido al Señor que suavice y mitigue nuestros dolores, sobre todo los dolientes y perseguidos actuales. Santa María de Caná, ruega por nosotros. Una oración por el dolor de Medio Oriente.
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