Este primer sábado del mes de marzo publico la cuarta parte de las cinco que estructuré "Mi Pregón a la Esperanza" y que tuve el inmenso privilegio de pronunciar en la tarde-noche del sábado 16 de diciembre del pasado año ante la venerada y preciosa imagen de María Santísima de la Esperanza en la Vaticana y Castrense Iglesia de San Francisco de Asís de San Fernando.
ESPERANZA EN LA CARIDAD, Esperanza en la desnuda Caridad que nadie ve o quiere ver, en la que nos hace a todos Hermanos sin excepción pues somos hijos de un mismo Padre.
Caridad que descubrí en la Madre Iglesia y por medio de ella en este apostolado que nos une como es es el cofrade.
Caridad que profundicé cuando ingresé en la Real y Benemérita Institución de los Caballeros Hospitalarios Españoles de San Juan Bautista.
Caridad que siento en mi alma cuando veo a tantos necesitados...
Caridad que en esta Isla de nuestras entrañas es Virgen morena de Monte Calvario.
Jesús Rodríguez Arias
ESPERANZA EN LA CARIDAD
En la Oración de San Francisco queda resumida la Esperanza en el
Perdón y también en la Caridad.
“Señor, haz de mi un
instrumento de tu Paz. Que donde haya odio ponga yo amor, donde haya ofensa,
ponga yo perdón, donde hay discordia, ponga yo armonía, donde haya error, ponga
yo verdad, donde haya duda, ponga yo la Fe, donde haya desesperación, ponga yo
Esperanza, donde haya tinieblas, ponga yo la luz, donde haya tristeza, ponga yo
alegría.
Que no me empeñe
tanto en ser consolado como en consolar, en ser comprendido como comprender, en
ser amado como amar porque dando se recibe, olvidándose de sí se encuentra,
perdonando se es perdonado, muriendo se resucita a la Vida.
Es vivir para los
demás como máximo servicio a Dios donde radica lo que llamamos y entendemos por
Caridad que siempre es y será Amor.
Fe, Esperanza y
Caridad además de las virtudes teologales son cuando nuestras obras se convierten
en misericordia que deben abarcar todos los aspectos de la vida cotidiana.
Misericordia bien entendida como la Caridad que debe ejercerse sin más y no se
puede reglar y menos vender que es igual a publicitar porque en estos casos
como en otros hay que llevar a la práctica lo que nos dijo que Jesús de que
nuestra mano izquierda no sepa lo que hace la derecha.
La Caridad bien
entendida empieza por uno mismo porque siendo caritativo contigo también lo
eres con los demás. Caridad es Esperanza en el Amor que Dios nos profesa y hace
que todos nuestros hermanos, ese prójimo del que tanto hemos oído hablar, esté
atendido en sus necesidades básicas que van desde dar de comer al hambriento,
de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, visitar a los
enfermos, acompañar a los encarcelados, enterrar a los muertos. Dar de comer y
beber nos llama a trabajar por la justicia en un mundo en el que los recursos
vitales se distribuyen de un modo injusto; acoger a los forasteros se convierte
en una innegable cuestión de conciencia ante la realidad de los
refugiados; visitar a los enfermos, a
los presos , a los ancianos llega a ser cada vez más importante en una sociedad
en la que a menudo únicamente cuentan los jóvenes, sanos, fuertes, con un
perfil adecuado, una imagen determinada y que tengan éxito mientras crece, por
ejemplo, el número de ancianos y de personas
que viven y se encuentran solos...
También la Caridad se
demuestra enseñando a quienes no saben, ofreciendo consejo a quienes se sienten
confundidos, consolando a los afligidos, corregiendo a los pecadores,
perdonando a quienes nos han ofendido, soportando a los que nos caen mal e incluso ofreciendo tu mano a esos que no
nos quieren bien, que es lo más difícil y orar por todos pues todos necesitamos
del bálsamo de la Fe hecha Esperanza en la Oración.
Muchas veces
“enmascaramos” nuestras cuentas para tener más dinero que gastar en lo
accesorio, en lo suntuoso, porque así creemos que hacemos brillar nuestra
“gestión”. Yo os digo que quién se guarde un céntimo que iba destinado a uno de
nuestros hermanos más desfavorecidos estará cometiendo una terrible afrenta a
los ojos de Dios, que siempre ve en lo escondido, y que protege los más
necesitados.
Dios, que es Señor de
la Esperanza, ha querido que haya crecido y madurado en la Fe por medio de un
apostolado tan vital para la Iglesia y para todos los que lo conformamos como
es el cofrade. Pertenezco, como bien ha dicho mi querido presentador, a varias
hermandades a lo largo y ancho de España aunque la mía de toda la vida, en la
que he vivido mi particular camino de fe y también de penitencia ha sido y es
Afligidos. Pero hoy no llevo al cuello la venera de esta cristeña cofradía del
Lunes Santo isleño sino la de Caballero Hospitalario porque Cristo me ha
descubierto el camino de la más desnuda Caridad por medio de esta Real y
Benemérita Institución.
En los ojos de los
que no tienen nada descubres la realidad de la vida, son lecciones vitales las
que nos ofrecen los que carecen de un techo donde guarecerse, los que pasan
hambre, los parias de una sociedad creada a imagen y semejanza del vil metal y
lo poderes económicos-financieros que no valoran la dignidad del ser humano
sino para cobrar el rédito y los intereses que interesan.
En la mirada perdida
de cualquier transeúnte, mendigo o sin techo están las respuestas a demasiadas
preguntas. Estas personas que son invisibles para tantos existen y debemos
hacer que sean tratados y cuidados de la manera que Dios quiere pues son
hermanos nuestros que están muy necesitados.
Madre, te doy gracias
todos los días de mi vida por esta vocación hospitalaria con la que me has
bendecido, con la que me has abierto los ojos, con la que me levanto y acuesto
todos los días pues no hay misión más dichosa que ejercer la Caridad como
camino de Esperanza y de Salvación.
Demasiado silencio
ante la pobreza, las desigualdades, las injusticias, donde los que no tienen de
nada tienen que ser echados, excluidos, abofeteados por el gran sanedrín de
este injusto mundo al que igual que hace más de dos mil años lo fueron con
Jesús que fue juzgado y condenado ante el más sepulcral Silencio.
Silencio, Madre, en
la Fe, en la Esperanza y también en la Caridad que aquí en San Fernando es
Virgen morena de Monte Calvario.
El hijo que en tu regazo,
El hijo que en tu regazo,
parece muerto pero
vive,
tenlo entre tus
brazos,
mima a quien nos
redime.
Caridad, Madre de Esperanza,
Estrella de los
Desamparados,
que expire a mi propio pasado,
que expire a mi propio pasado,
y mi Caridad sea tu
Esperanza.
Fotografía: José Moreno Fraile (Andalucía Información)
Fotografía: José Moreno Fraile (Andalucía Información)
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