sábado, 3 de marzo de 2018

* MI PREGÓN A LA ESPERANZA: ESPERANZA EN LA CARIDAD


Este primer sábado del mes de marzo publico la cuarta parte de las cinco que estructuré "Mi Pregón a la Esperanza" y que tuve el inmenso privilegio de pronunciar en la tarde-noche del sábado 16 de diciembre del pasado año ante la venerada y preciosa imagen de María Santísima de la Esperanza en la Vaticana y Castrense Iglesia de San Francisco de Asís de San Fernando.

ESPERANZA EN LA CARIDAD, Esperanza en la desnuda Caridad que nadie ve o quiere ver, en la que nos hace  a todos Hermanos sin excepción pues somos hijos de un mismo Padre.

Caridad que descubrí en la Madre Iglesia y por medio de ella en este apostolado que nos une como es es el cofrade.

Caridad que profundicé cuando ingresé en la Real y Benemérita Institución de los Caballeros Hospitalarios Españoles de San Juan Bautista.

Caridad que siento en mi alma cuando veo a tantos necesitados...

Caridad que en esta Isla de nuestras entrañas es Virgen morena de Monte Calvario.

Jesús Rodríguez Arias 

ESPERANZA EN LA CARIDAD



En la Oración de San Francisco queda resumida la Esperanza en el Perdón y también en la Caridad.

“Señor, haz de mi un instrumento de tu Paz. Que donde haya odio ponga yo amor, donde haya ofensa, ponga yo perdón, donde hay discordia, ponga yo armonía, donde haya error, ponga yo verdad, donde haya duda, ponga yo la Fe, donde haya desesperación, ponga yo Esperanza, donde haya tinieblas, ponga yo la luz, donde haya tristeza, ponga yo alegría.

Que no me empeñe tanto en ser consolado como en consolar, en ser comprendido como comprender, en ser amado como amar porque dando se recibe, olvidándose de sí se encuentra, perdonando se es perdonado, muriendo se resucita a la Vida.

Es vivir para los demás como máximo servicio a Dios donde radica lo que llamamos y entendemos por Caridad que siempre es y será Amor.

Fe, Esperanza y Caridad además de las virtudes teologales son cuando nuestras obras se convierten en misericordia que deben abarcar todos los aspectos de la vida cotidiana. Misericordia bien entendida como la Caridad que debe ejercerse sin más y no se puede reglar y menos vender que es igual a publicitar porque en estos casos como en otros hay que llevar a la práctica lo que nos dijo que Jesús de que nuestra mano izquierda no sepa lo que hace la derecha.

La Caridad bien entendida empieza por uno mismo porque siendo caritativo contigo también lo eres con los demás. Caridad es Esperanza en el Amor que Dios nos profesa y hace que todos nuestros hermanos, ese prójimo del que tanto hemos oído hablar, esté atendido en sus necesidades básicas que van desde dar de comer al hambriento, de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, visitar a los enfermos, acompañar a los encarcelados, enterrar a los muertos. Dar de comer y beber nos llama a trabajar por la justicia en un mundo en el que los recursos vitales se distribuyen de un modo injusto; acoger a los forasteros se convierte en una innegable cuestión de conciencia ante la realidad de los refugiados;  visitar a los enfermos, a los presos , a los ancianos llega a ser cada vez más importante en una sociedad en la que a menudo únicamente cuentan los jóvenes, sanos, fuertes, con un perfil adecuado, una imagen determinada y que tengan éxito mientras crece, por ejemplo, el número de ancianos y de personas  que viven y se encuentran solos...

También la Caridad se demuestra enseñando a quienes no saben, ofreciendo consejo a quienes se sienten confundidos, consolando a los afligidos, corregiendo a los pecadores, perdonando a quienes nos han ofendido, soportando a los que nos caen mal  e incluso ofreciendo tu mano a esos que no nos quieren bien, que es lo más difícil y orar por todos pues todos necesitamos del bálsamo de la Fe hecha Esperanza en la Oración.

Muchas veces “enmascaramos” nuestras cuentas para tener más dinero que gastar en lo accesorio, en lo suntuoso, porque así creemos que hacemos brillar nuestra “gestión”. Yo os digo que quién se guarde un céntimo que iba destinado a uno de nuestros hermanos más desfavorecidos estará cometiendo una terrible afrenta a los ojos de Dios, que siempre ve en lo escondido, y que protege los más necesitados.

Dios, que es Señor de la Esperanza, ha querido que haya crecido y madurado en la Fe por medio de un apostolado tan vital para la Iglesia y para todos los que lo conformamos como es el cofrade. Pertenezco, como bien ha dicho mi querido presentador, a varias hermandades a lo largo y ancho de España aunque la mía de toda la vida, en la que he vivido mi particular camino de fe y también de penitencia ha sido y es Afligidos. Pero hoy no llevo al cuello la venera de esta cristeña cofradía del Lunes Santo isleño sino la de Caballero Hospitalario porque Cristo me ha descubierto el camino de la más desnuda Caridad por medio de esta Real y Benemérita Institución.

En los ojos de los que no tienen nada descubres la realidad de la vida, son lecciones vitales las que nos ofrecen los que carecen de un techo donde guarecerse, los que pasan hambre, los parias de una sociedad creada a imagen y semejanza del vil metal y lo poderes económicos-financieros que no valoran la dignidad del ser humano sino para cobrar el rédito y los intereses que interesan.

En la mirada perdida de cualquier transeúnte, mendigo o sin techo están las respuestas a demasiadas preguntas. Estas personas que son invisibles para tantos existen y debemos hacer que sean tratados y cuidados de la manera que Dios quiere pues son hermanos nuestros que están muy necesitados.

Madre, te doy gracias todos los días de mi vida por esta vocación hospitalaria con la que me has bendecido, con la que me has abierto los ojos, con la que me levanto y acuesto todos los días pues no hay misión más dichosa que ejercer la Caridad como camino de Esperanza y de Salvación.

Demasiado silencio ante la pobreza, las desigualdades, las injusticias, donde los que no tienen de nada tienen que ser echados, excluidos, abofeteados por el gran sanedrín de este injusto mundo al que igual que hace más de dos mil años lo fueron con Jesús que fue juzgado y condenado ante el más sepulcral Silencio.

Silencio, Madre, en la Fe, en la Esperanza y también en la Caridad que aquí en San Fernando es Virgen morena de Monte Calvario.

El hijo que en tu regazo,
parece muerto pero vive,
tenlo entre tus brazos,
mima a quien nos redime.

Caridad, Madre de Esperanza,
Estrella de los Desamparados,
que expire a mi propio pasado,
y mi Caridad sea tu Esperanza.

Fotografía: José Moreno Fraile (Andalucía Información)


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