Jim Caviezel, que protagonizó «La pasión de Cristo», regresa a la cartelera con la historia de San Pablo. Una semana antes se estrenó «María Magdalena», con Rooney Mara y Joaquin Phoenix
Las torrijas y el potaje son a la gastronomía lo que «Ben-Hur» es al cine cuando de Semana Santa se trata. Claro que los clásico tienen que actualizarse. Y si los chef buscan reinventar las recetas, los cineastas pelean por contar las historias de todos conocidas desde nuevos ángulos. Con esta idea se presentan en los cines «María Magdalena» y «Pablo, el Apóstol de Cristo», cine religioso con aroma clásico pero emplatado moderno.
La primera, protagonizada por Rooney Mara como una joven pescadora que se une a los discípulos y con Joaquin Phoenix encarnado hasta los tuétanos en la figura de Jesús, pretende revisar la imagen de la Santa según los preceptos del Papa Francisco, que en 2016 la situó como «ejemplo y modelo para toda mujer en la Iglesia». Lejos queda esa imagen que la historia le adjudicó de prostituta. Ahora, Santa María Magdalena es una mujer que se vio obligada a dejar a su familia cuando su padre le obliga a casarse con un hombre mayor. Es, en palabras de Rooney Mara, una «mujer empoderada»: «Como mucha gente, yo pensaba que era prostituta, y me sorprendí al descubrir que venía de una familia de pescadores, que era valiente y una líder entre los apóstoles», aseguraba la actriz a ABC.
Un Cristo único
Por su parte, «Pablo, el Apóstol de Cristo», se sitúa como un drama religioso que narra los últimos días del apóstol San Pablo en una celda romana antes de que, como cuenta la Biblia, fuese ejecutado por el emperador Nerón. Lo hace desde diferentes puntos de vista: el del propio Pablo, al que da vida James Faulkner, el del encargado de la prisión, Mauricio (Olivier Martinez) y el del evangelista Lucas, al que interpreta Jim Caviezel, el actor que se lanzó al estrellato tras interpretar al doliente Jesús de «La pasión de Cristo».
Antes de que en 2004 protagonizase la reconocida película de Mel Gibson, tan controvertida como aplaudida –fue nominada a tres Oscar–, a Caviezel (Washinghton, 1968) se le pudo ver en varios trabajos como secundario, aunque ningún papel le marcó tanto como el de «La pasión de Cristo», un filme tan duro como lo fue el rodaje en sí. Durante las semanas de filmación, Caviezel entró tanto en el dolor de su protagonista que sufrió hipotermia y neumonía, se dislocó un hombro y recibió el impacto accidental de un látigo que le provocó una herida de 40 centímetros. También, y esto ya según su propia versión, llegó a ser alcanzado por un rayo mientras estaba colgado en la cruz… Estuvo tan metido en su papel que, afirma, no le habría importado morir en el rodaje porque así «se reuniría con Dios», de quién es devoto declarado y a quién aseguró «haber visto» durante la película de Mel Gibson.
Cristiano y católico confeso y practicante, Caviezel, que creció amando su religión y el baloncesto, vuelve ahora a ponerse en la piel de otro personaje de la Biblia. «Estoy encantado con la película, el trabajo y con Lucas. Ojalá la cinta tenga una recepción muy buena porque nos hemos esforzado para que así sea», señala el intérprete a ABC antes de analizar la figura de «su» Lucas. «Me gusta mucho mi personaje porque me encanta su historia. Esta es una película clásica, muy auténtica, con mucha pasión y preciosa», afirma sobre el filme, que trata de impartir una profunda lección de moral.
Dirigida por Andrew Hyatt, «Pablo, el Apóstol de Cristo» se estrena justo en vísperas de Semana Santa. Una fecha «perfecta» y que coincide con el momento en que se estrenó, hace catorce años, «La pasión de Cristo». «La Semana Santa y las Navidades son periodos muy bonitos para la gente católica, por lo que creo que es el momento ideal de que la película salga a la luz», explica al teléfono Caviezel.
Joaquin Phoenix y Rooney Mara en «María Magdalena»
Acercarse al Evangelio
Las dos películas religiosas que coinciden en cartelera no pretenden «evangelizar», sin embargo, sus protagonistas tuvieron que entrar a fondo en las escrituras. Rooney Mara, que estudió en un colegio católico, aseguraba que ella no era partidaria de volver a leer el Evangelio antes de filmar, pero su pareja –en la vida real y en el título– no es de los que se toman la vida sin intensidad. Así que Joaquin Phoenix se ponía a recitar la Biblia en la casa de ambos: «Cuando los recitaba, me asombraba, no podía creer que fueran palabras de la Biblia. Él fue quien me animó a leerlos de nuevo y le estoy muy agradecida», explicó a ABC la intérprete.
Para Jim Caviezel, por su lado, la duda hubiera sido una ofensa, ya que los textos sagrados forman parte de su vida. De tal manera que, como no podía ser de otra manera, la parte que más le interesa de su película «está en el guión», que bebe directamente de la Biblia a través de la adaptación del propio director, especializado en cine religios. «Yo soy católico y mi mujer es hija de un pastor evangélico. Somos una familia ecuménica y mi objetivo era hacer una película que cualquiera, de cualquier tradición religiosa, pudiera sentir que la historia le habla», explica el director. Palabras que refrenda el propio Caviezel: «Creo que es muy difícil escribir una cinta como ésta, con unos personajes tan definidos. Pero gracias al guion, se consigue un largometraje tan potente como conmovedor y con mucho sentimiento», afirma.
Fernando Muñoz (ABC
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