Y termino con la entrevista a modo de amena conversación, de buena tertulia, mantenida con José María Gutiérrez y que la verdad hay que decir ha despertado mucho interés tanto dentro como fuera de Villaluenga del Rosario.
Un hombre joven, entregado a todas las cosas de nuestro bendito pueblo, Costalero que vive la Semana Santa desde la pasión de la Fe hecha tradición.
Una conversación en las que nos muestra su visión, su ayer, sus recuerdos, su gente, sus vivencias siempre en torno a Villaluenga del Rosario.
Una entrevista a modo de buena tertulia que puedo decir ha sido una agradable sorpresa y un auténtico éxito pues todos se ven reflejados en las palabras de Jose Mari.
Muchas gracias querido amigo por tu disponibilidad, por tu saber estar, por tus silencios y palabras, porque sobre tus hombros llevas el innegable peso de la Fe de todo un pueblo.
Jesús Rodríguez Arias
CONVERSANDO
CON JOSÉ MARÍA GUTIÉRREZ
El pasado año cuando desde
100% Villaluenga editamos lo que sería el primer Boletín de Semana Santa de
Villaluenga del Rosario ya estuvimos conversando de una posible colaboración
que no fue realidad por falta de tiempo.
Este año planteé el asunto de
otra manera pues a la mayoría les cansa, y hay que reconocerlo, los tradicionales
artículos por lo que planteé mantener una charla, una conversación, en torno a
la Semana Santa, a su forma de vivirla, su vida, sus recuerdos, su amor por
Villaluenga.
Eso hicimos y de esa
conversación, de esa tertulia entre dos amigos, sale lo que en estos momentos
publicamos..
José María Gutiérrez es payoyo
por sangre y por corazón, ha vivido gran parte de su vida fuera de nuestro
bonito Pueblo, más concretamente en Puerto Real donde residen sus padres, donde
creció, estudió y se formó aunque como él dice “mi vida siempre ha sido dar vueltas para llegar a Villaluenga”…
En un momento determinado y
mirándolo a los ojos mientras él espera expectante le pregunto ¿Por qué elegiste Villaluenga del Rosario
para vivir?
Se hace un silencio pues bien
sabe que se han acabado esos “preliminares” que tiene todo comienzo de una
buena conversación que seguro nos nutre a todos.
“La
he elegido sobre todo por la cercanía familiar, porque el pueblo en sí es una
gran Familia, y porque mis recuerdos de infancia son Villaluenga del Rosario y
aunque mis padres viven fuera, en el municipio de Puerto Real y los echo mucho
de menos, pues los quiero y admiro de corazón, la verdad es que esta tierra
tiene algo que me llena, me hace inmensamente Feliz”.
Jose Mari tuvo la oportunidad
de realizar un curso sobre marroquinería de 8 meses de duración en Ubrique,
aprendió un noble y antiguo oficio, y ahora ha tenido el privilegio de empezar
a trabajar en una de las fábricas de este pueblo dedicado a la piel por antonomasia.
Privilegio, fortuna, suerte, que conociendo un poco a nuestro querido amigo no
es tanta porque es hombre serio, responsable, trabajador…
Me habla con verdadera pasión
del trabajo que desempeña y que sé, porque lo he visto con mis propios ojos, es
muy sacrificado pues este noble oficio es más artesanal que otra cosa y aunque
los trabajadores sean ayudados por máquinas se puede decir sin ningún tipo de
equivocación que cada producto está hecho a mano, cada producto marca
simplemente la perfección pues no olvidemos que en Ubrique se trabaja para las
grandes marcas que exigen máxima calidad para sus exclusivos productos.
Este trabajo, este empeño,
esta dedicación, ha posibilitado que ya viva de forma permanente en el pueblo
de sus quereres como es Villaluenga del Rosario.
Cambiamos de tercio y aunque
es una conversación, una tertulia, muy personal, entramos de lleno en la
Festividad que es el centro de esta charla.
¿Qué
es para ti la Semana Santa?
“Semana
Santa es tradición que hay que saber mantener, que hay que saber cuidar, que
hay saber querer en nuestro Pueblo” “El Viernes Santo en Villaluenga es un día
verdaderamente especial, único, distinto, que hay que saber vivir, que hay que
fomentar, de la que el payoyo disfrute al cien por cien de sus tradiciones, sus
devociones, que han pasado de padres a hijos, desde la mañana a la noche porque
hay muchos momentos, muchos recuerdos, muchas vivencias y emociones”.
“Esas
Procesiones que suben a la Ermita del Calvario son únicas Jesús, no se ven en
ningún otro lado y pienso que ninguno de nosotros somos conscientes en realidad
de la grandeza de la Semana Santa que tenemos”.
Recuerda su infancia en torno
a Villaluenga y el Viernes Santo como José Miguel Calle le daba una achatada
trompeta para que tocaran tanto él como Andrés por el pueblo a modo de anuncio de que Padre Jesús, el Santo
Entierro, la Virgen de los Dolores estaban a punto de salir ya fuese por la
mañana, por la tarde e incluso por la noche. “Son momentos que quedan marcados para siempre en el corazón,
Jesús...”.
José Miguel Calle ha aparecido
en escena y eso hace que una honda emoción, un silencio profundo, haga tangible
su presencia.
Aprovecho la oportunidad y le
pregunto: ¿José Mari, para ti que supuso
conocer y convivir con José Miguel Calle?
Debo reconocer que ahí la
conversación se cortó, pues nuestro querido amigo empezó a titubear con un nudo
en la garganta. No podía continuar, la emoción, los recuerdos se iban
amontonando y le impedían pronunciar si quiera una palabra.
Al final contestó: “José Miguel era muy grande, lo conocí desde
pequeñito pues vivíamos pared con pared, muchas veces me contaba sus
pensamientos en solitarias conversaciones con un café por medio, ese entregado
el amor que le tenía José Miguel Calle a Villaluenga del Rosario, aún recuerdo
como ayudaba a todos y colaboraba con todos por el simple hecho de servir a los
demás y servir a su pueblo en sus tradiciones, en sus devociones, las de sus
padres, su familia...”
Hablamos de la faceta
humanista de José Miguel, de su dedicación a sus padres, de su amor por su
pueblo del que nunca se quiso ir, de la formación académica tan exquisita que
tenía así como de esa faceta suya de poeta que a lo mejor es la menos conocida pero
que en verdad fue su gran pasión.
Y es que José Miguel Calle que
falleció el 27 de Julio de 2016 sigue vivo en la memoria de todos los payoyos,
de todo un pueblo que lo venera y le agradece a su manera tantas y tantas
cosas. Es verdad que nadie muere mientras siga vivo en el corazón de la gente.
¿Qué
supone el ser Costalero para ti, José Mari?
“Colaborar
para mantener las tradiciones y devociones con nuestra gente, con nuestro
pueblo”.
¿Y
qué se siente llevando sobre los hombros el peso de la Fe?
“Esa
es una pregunta muy fuerte Jesús, que si en verdad la piensas no puedes decir
nada”. “Yo cuando cargo me acuerdo de mucha gente tanto de los que ya no están
con nosotros y de los que se encuentran lejos”. “Es una forma de sentirlos
cerca, muy cerca, y aunque algunas veces el peso de la Fe, de las andas, de esa
manigueta que se hunde en el hombro es muy acusado por ellos se sobrelleva”.
Poco a poco la conversación va
llegando a su final y es el momento de preguntarle algo que sé de antemano es
muy difícil de contestar.
¿Qué
personas te han marcado?
Otro silencio hondo, traga
saliva, mientras me mira a los ojos como diciendo: ¡Vaya tela, Jesús!
“Mis
queridos padres, mis abuelos, los cuatro, que tanto quiero, me enseñan y siguen
enseñando y…, José Miguel”.
En esos puntos suspensivos van
muchos nombres que reflejan desde la profundidad de su mirada.
Para destensar algo empezamos
a divagar, a conversar sobre lo que se podría aportar para incentivar nuestra
Semana Santa y por supuesto, los dos siendo cofrades como somos, salió el tema
del acompañamiento musical aunque fueran paras las procesiones de la tarde y de
la noche, hacerla atractiva, que el pueblo se conciencie que tiene una gran
Semana Santa, que es única por sus peculiaridades, que a lo mejor no hay que
irse a otros lugares sin saber que es disfrutar al cien por cien de lo nuestro.
Qué ver a Padre Jesús subiendo al Calvario cada mañana de Viernes Santo es una
imagen única que recrea con total fidelidad la subida de Cristo al Gólgota…
Termino una larga conversación,
una amena charla, una enriquecedora tertulia con José María Gutiérrez el cual
en el trascurso de la misma ha habido palabras, silencios, risas y grandes
momentos de honda emoción me ha redescubierto lo que ya sabía: Que es un hombre
humilde, cercano, familiar, hogareño, payoyo por los cuatros costados, muy
taurino, amigo de sus amigos y sobre todo de fiar.
Un hombre que de niño su sueño
era ser Torero y que la vida lo llevó por otros cauces, ni mejores ni peores,
pero si os puedo decir que destila torería en su comportamiento, en sus gestos,
en sus andares, en su forma de vestir y sobre todo en sus medidas palabras y
profundos silencios…
Gracias José María por tu
disposición, por abrir tu alma, como payoyo, como costalero, como cofrade, en
esta charla, esta tertulia, esta conversación que se publica en este segundo
número del Boletín de Semana Santa 100% Villaluenga y que seguro nos aporta,
nos nutre, nos enseña a todos sin excepción
Jesús Rodríguez Arias
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