A.R.
La certera amenaza de lluvia ha truncado la madrugada del Viernes Santo isleño y una salida procesional que revestía para la hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de un significado muy especial dada la celebración e su 250 aniversario. De hecho todo el recorrido planteado para esta noche estaba lleno de hitos cofrades alusivos a la historia de la cofradía que en su mayoría no pudieron llevarse a cabo.
A medianoche, y consciente del riesgo de lluvia que existía para las primeras horas de la mañana, la hermandad decidió salir a su hora -las dos de la madrugada- aunque bajo una serie de condiciones. Primero, imprimiría a su cortejo un ritmo más ágil de lo habitual. Y segundo, al llegar a la capilla del colegio de las Carmelitas, donde rezó su estación de penitencia, se replantearía la salida en función de la evolución de la noche y de los últimos partes del tiempo.
Ya entonces se hablaba de un posible recorte de itinerario por la calle Colón hasta Real, prescindiendo así de la calle Ancha y de la Pastora. Y así fue. Pasadas las cinco de la madrugada, al mantenerse las previsión de lluvia segura, el cortejo optó -primero- por bajar directamente la calle Colón tras la estación de penitencia. Poco después se optó por una nueva modificación para acortar todavía más y regresar lo antes posible a la Iglesia Mayor por la calle Rosario. Incluso se protegió la imagen del Nazareno antes de entrar en el templo de forma apresurada poco después de las seis de la mañana.
Eso sí, las tres horas y media que la hermandad estuvo en la calle hasta llegar a las Carmelitas fueron todo un lujo cofrade que numerosos isleños disfrutaron al reencontrarse con su Regidor Perpetuo.
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