Jon Sedano
“Qué guapo es mi Cautivo”, grita una mujer mientras el trono del Señor de Málaga pasa a su lado. Otras personas, en cambio, no son capaces de mediar palabra, las lágrimas se encargan de expresar su emoción. El humo de los inciensarios que portan los monaguillos va abriendo paso al trono que más seguidores atrae en Málaga. Miles de personas van tras de él. Son las promesas, gente que le pidió algo al Cristo y a cambio van en procesión.
“Todas esas personas que están tras la valla son promesas”, indica uno de los policías locales que se encargan de velar por la seguridad de la procesión. A su espalda, decenas de rostros de todas las edades han empezado a agruparse en la Plaza Bailén horas antes de que comience la procesión. “Hay gente que viene incluso desde el extranjero”, explica un grupo, algo reticente a dar los motivos por los que este año va como promesa. “La promesa se queda entre el Cautivo y yo”, indica un hombre.
Miles de personas le siguen año tras año. Algunas hacen el recorrido completo, otras, solo una parte. “Yo he venido solo a verlo, porque el autobús para Linares sale en breve, pero con eso me vale”, comenta una mujer que espera junto a la valla desde primera hora de la tarde.
Cada promesa tiene una historia detrás. Muchas de ellas ligadas a enfermedades, otras, incluso, a conseguir méritos. Cada una de las miles de personas que siguen al Señor de Málaga lo hacen a su manera. Algunas deciden hacer su penitencia con los ojos vendados, otras con los pies descalzos. No hay una promesa estándar, eso es una elección que cada fiel decide hacer a su manera.
Clariss
«Le pedí que mi marido se curara del cáncer de garganta»
Con acento extranjero, Clariss nos dice que ella va de promesa. Su marido va traduciendo algunas palabras que ella no pronuncia del todo bien en castellano. “Esta es la primera vez que vengo como promesa del Cautivo”, dice nada más empezar la entrevista. “Es la última de 15 promesas que he hecho a diferentes imágenes para que mi marido se curara del cáncer de garganta que tenía, así que se lo debo”. Su marido habla con voz baja. “Solo me ha quedado esta secuela, pero el cáncer ya se me ha quitado”, explica el hombre que está de pie junto a ella.
¿Por qué el Cautivo? “Fue la Hermandad que más me gustó y ya que salía con ella, decidí hacerle la promesa a él”, indica Clariss para despedirse. Están junto a la verja, por lo que en cuanto se abra, tanto ella como su marido serán de los primeros rostros que irán tras el Cristo en procesión.
Pilar Cortés
«Es un puntal de mi vida. He llegado a salir hasta con andador»
“El Cautivo es mi cofradía desde el año 1965. En el 64, fui a ver al Cristo y me enamoré de él. Es uno de los puntales de mi vida y llevo saliendo como promesa desde 1995”, recuerda Pilar Cortés. La primera vez le prometió al Señor de Málaga que mientras viviera en su casa actual, iría tras de él, y así ha sido hasta la actualidad. Su casa sigue siendo la misma y su promesa también.
“Fíjate si el Cautivo es importante en mi vida y en la de mi familia que una de mis nietas se llama Alba del Cautivo y otra Yaiza de la Trinidad”, explica Pilar poco antes de decir que cuando sus hijos nacieron, nada más salir del Hospital Gálvez y antes de llegar a su casa, hizo una parada para ver al Cristo.
La Virgen de la Trinidad también tiene gran importancia en la vida de Pilar. “Hace treinta años, a una persona allegada a mí le dijeron los médicos que su esperanza de vida era de cinco años. Así que hice a la Virgen la promesa de que mientras la mantuviera con vida, yo iría detrás de ella”. Han pasado treinta años y esa persona sigue viva. Igual que la promesa de Pilar, que este año vuelve a salir tras la Virgen de la Trinidad.
Pilar recuerda también el suceso del año pasado. “Cuando la avalancha de gente generó el caos en Carretería me libré del jaleo que hubo porque aunque iba detrás del Cristo. El Hermano Mayor me dijo que me salieraporque me veía cansada. Nunca lo había hecho, pero gracias a eso no me pilló la estampida”. “Otra ocasión que también fue diferente fue hace cuatro años, cuando hice la procesión con andador. Me caí un mes antes de que saliera el Cautivo y solo hice el recorrido desde Casa Mira hasta Tribuna”. Por norma, explica que a su edad si se cansa se sale, pero que eso no quita para que nunca se pierda su cita con el Señor de Málaga. Tras sacarle la foto que precede este texto, Pilar se pone la túnica y capillo de color blanco y se prepara para salir detrás de la Virgen, ya que este año prefiere ir más resguardada.
Francisco Deose
«El Cautivo nos ayudó a que mi hijo naciera bien»
“Llevo cuatro años como promesa. Mi hijo pequeño estaba a punto de nacer y le pedí al Cautivo que nos ayudara para que todo fuera bien”. Junto a Francisco Deose está sentada en el bordillo del jardín de Plaza Bailén su pareja y en el medio de ambos se encuentra el pequeño de tres años dentro de un cochecito de niño. “Tuvo problemas al nacer y tenía miedo de que no saliera adelante”, pero no ha sido así. El niño juega mientras hablamos y no para de llamar la atención de su madre.
“Mientras mi hijo quiera venir con nosotros, vendré como promesa cada año”, indica Francisco, que se muestra muy agradecido al Cautivo por que todo haya ido bien. Eligió ser devoto a este Cristo porque su madre ya lo era y él lo había acogido desde chico. Ahora espera que ese legado se mantenga, al menos, una generación más.
Juan Jesús
«Mientras mi abuela siga bien, continuaré saliendo año tras año»
Al principio se muestra algo receloso. Salir hablando en un periódico no es algo que todos lleven bien y menos cuando se trata de explicar una cuestión tan personal como una promesa. Pero la mirada de su amigo le hace dar el paso. Se llama Juan Jesús y es bastante joven, tendrá poco más de veinte años. “Desde siempre me ha llamado la atención el Cautivo y para mí no ha habido nunca otro”, es la respuesta que da cuando le preguntamos por qué ha elegido esta imagen. Ese halo milagroso que envuelve al Señor de Málaga es lo que hace que muchos sientan atracción por él.
Juan Jesús comenzó a salir como promesa detrás del Cautivo hace cuatro años. Su abuela se había puesto muy enferma y por ello decidió hacer penitencia al Cristo, esperando que se curara. Y así ocurrió. “Mientras ella siga bien, saldré todos los años”.
Ana María
«Vengo a ver al Cautivo desde que nació mi hija hace 27 años»
“No sé por qué lo elegí a él. Surgió sin más. Aunque ya lo conocía de antes, desde hace 27 años no puedo dejar de verlo”. Con estas palabras Ana María, que está de pie junto a su marido, explica el motivo por el que este año vuelve a encontrarse allí como promesa. En realidad no hay un motivo real por el que eligiera al Cautivo, pero desde que lo hizo hace 27 años se ha convertido en una costumbre.
¿Por qué 27 años? Porque en esa época nació su hija y como todo fue bien, ella le prometió que no faltaría a la cita año tras año. Desde ese momento también ha habido más promesas. “Hemos tenido pequeños problemillas de salud que se han ido arreglando, por lo que vengo para agradecérselo”, explica la mujer. Concretamente, este año lo que quiere es eso, que se mantengan tanto su familia como ella con buena salud y por ello está allí, esperando que las grandes puertas verdes de la Cofradía de la Trinidad se abran.
Marina
«Le pedí al Cautivo que me ayudara a sacarme la carrera de Derecho»
No todo el mundo está allí como promesa por temas de salud. Marina es una joven que lo hace porque pidió al Cristo que le ayudara a terminar la carrera de Derecho y así ha ocurrido. La joven abogada era bastante reticente a hablar, pero sus amigos y familiares que la rodean le animan a ello: “Venga, no te cortes, que luego estás todo el día subiendo fotos y contándolo todo en Instagram”.
Marina explica que tanto su padre como su cuñado le piden siempre al Cautivo cosas y estas se cumplen, por lo que ella se sintió animada a hacer lo mismo. Ahora, con una carrera terminada, ha llegado la hora de cumplir lo que prometió, ser una más entre la marea de miles de promesas que acompañan al trono.
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