jueves, 1 de marzo de 2018

MENSAJE DE AGRADECIMIENTO DEL PADRE CUSTODIO TRAS LA REAPERTURA DEL SANTO SEPULCRO



Queridos peregrinos y fieles,

El Señor os dé la paz

Queremos dirigiros un mensaje después de los acontecimientos de estos últimos días.

El pasado domingo, de acuerdo con las Iglesias responsables del Santo Sepulcro y del Status Quo de los Santos Lugares en la ciudad de Jerusalén, se tomó la difícil decisión de cerrar las puertas de la basílica del Santo Sepulcro indefinidamente, como gesto de protesta contra una propuesta de ley presentada en la Knesset (parlamento de Israel) y algunas iniciativas del ayuntamiento que habrían puesto en peligro el servicio de las Iglesias a la pequeña comunidad cristiana que vive en la ciudad santa, e incluso la presencia misma de una comunidad cristiana local.

Sabíamos que esta decisión extrema, destinada a sacudir a nuestros interlocutores y a la opinión pública, crearía malestar en muchos peregrinos que llegan hasta aquí para rezar en el lugar santo de la Pasión, muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Esto también nos ha disgustado y afligido a nosotros: somos conscientes de que para muchos la peregrinación a Jerusalén es un hecho único en la vida y fruto de muchos sacrificios.

Por ello, tras la reapertura de la basílica del Santo Sepulcro, queremos en primer lugar expresar nuestro más profundo agradecimiento a los peregrinos de todo el mundo por la comprensión que nos han mostrado y por la paciencia con la que han vivido esta situación. Este malestar quizá ayude a entender las dificultades que a menudo experimentan nuestras comunidades locales y los cristianos que viven en Tierra Santa.

A la solidaridad y comprensión mostradas por los peregrinos que han venido a Jerusalén desde todos los continentes se ha unido la voz de la comunidad cristiana local a la que expresamos nuestra gratitud por haber acompañado la iniciativa de forma solidaria, pacífica y con su oración. Los frailes y monjes que permanecieron encerrados dentro de la basílica durante estos días continuaron celebrando en su interior los Santos Misterios y rezando por una solución rápida y constructiva de este momento crítico.

Finalmente, queremos agradecer también a todos los que, desde todas partes del mundo, no han dejado de apoyarnos de forma discreta y silenciosa con su oración, conscientes de lo que estaba sucediendo en Jerusalén: os pedimos que sigáis estando a nuestro lado para que, iluminados y guiados por el Espíritu, podamos continuar conservando y protegiendo los Lugares de la memoria evangélica, la pequeña comunidad cristiana local y la singular riqueza humana, cultural y espiritual de Jerusalén.

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