viernes, 2 de marzo de 2018

LA HUMILDAD DEMONÓNICA


El altar montado por Humildad para los cultos cuaresmales que comenzaron ayer en San Agustín.

P.M.Durio
Cientos de velas se alzan al cielo de la iglesia de San Agustín. La portentosa talla de Jacinto Pimentel, representación perfecta de la Humildad y de la Paciencia, preside estos días el templo de los agustinos. Y las reflexiones y oraciones que un sacerdote dejara escritas a finales del siglo XIX vuelven a pronunciarse en alto. La cofradía del Domingo de Ramos ha recuperado en los cultos cuaresmales que está celebrando estos días el triduo que en 1897 redactara una persona anónima de la que la hermandad sólo conoce que era sacerdote y que era devoto del Cristo.
"El triduo busca acercar las humillaciones de Cristo a los fieles, para su reflexión", explica el actual mayordomo de la hermandad, Alejandro Pagés. Ese triduo ya se recuperó hace unas décadas, pero su texto decimonónico 'chocaba' con los cofrades de finales del siglo XX y las oraciones y reflexiones no llegaban a los asistentes, por lo que volvió a caer en desuso. Ahora, la junta de gobierno que preside David García ha recuperado el triduo, pero actualizando el lenguaje para adaptarlo al idioma actual. "Este trabajo lo ha realizado el vicehermano mayor con el visto bueno de los padres agustino y, en especial, de nuestro párroco", explica Pagés. Y el documento, una vez finalizado, volvió a rezarse en San Agustín en el día de ayer, primero de este triduo de Cuaresma.
Este triduo se remonta a la época en la que la cofradía del Domingo de Ramos fue reorganizada, por lo que tiene su peso histórico dentro de esos más de cuatro siglos que acompañan a estos cofrades de la Humildad y Paciencia. Se trata, por tanto, de un hito importante esta recuperación, que se une además a las que se realizaron años atrás de otros logros documentales como la marcha que Camilo Gálvez, autor también de un Miserere para Humildad, dedicara al Señor en 1928.
El triduo recuperado se leerá cada tarde antes del inicio de la eucaristía, tratando de acercar a los hermanos de Humildad a las humillaciones que padeció Cristo en su Pasión. Esta recuperación se une, además, a la ampliación de los cultos que ya se experimentó la Cuaresma del pasado año (celebrando los tres días de cultos y dedicando un cuarto día a la función principal de la cofradía, que antes se hacía coincidir con el tercer día del triduo).
Estas noticias reflejan, en definitiva, el empuje que en los últimos años están teniendo los cultos internos de las hermandades gaditanas, tanto en su montaje artístico -con altares cada vez más cuidados y elaborados como los que se ven estos días en las iglesias de la ciudad- como en su desarrollo -con una ampliación en las celebraciones como la experimentada por Humildad en sus días de celebración, que se une a la aprobada también por el Caído en la misma línea de celebrar tres días de triduo y un cuarto de función principal, por Buena Muerte que la semana próxima estrenará quinario a su titular, o por La Palma, que el pasado septiembre dedicó por primera vez un triduo a su Dolorosa-.

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