ROMA, 28 Sep. 17 / 07:39 am (ACI).- En sus ojos se refleja el terror de la guerra y de la persecución, pero también existe un destello de esperanza. Es la hermana Silvia, de las Dominicas de Santa Catalina de Siena que desde hace 120 años viven en la llamada Llanura del Nínive, en la región del Kurdistán, en Irak.
La hermana Silvia y el resto de religiosas han presenciado la persecución que el autodenominado Estado Islámico ha infligido a los cristianos del país y sobre todo de esta zona, donde siempre se ha concentrado el mayor número de cristianos.
Sin embargo, tanto Erbil (capital del Kurdistán) como Qaraqosh, se vieron asediadas en 2014 por el grupo terrorista sin embargo que ha sido expulsado recientemente de la zona.
El ISIS destruyó unos 100 lugares de culto en la Llanura del Nínive y Mosul, en su mayoría templos cristianos. Antes de la llegada de los terroristas a mediados de 2014, vivían en Qaraqosh 50 mil personas. Tras su huida tan solo quedaron 25 mil habitantes.
Ahora, gracias al apoyo de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), unas mil familias cristianas han regresado a sus casas. Desde ese año, 2014, esta fundación pontificia ha destinado 36,6 millones de dólares a proyectos de alojamiento y alimentos para los desplazados cristianos en el norte de Irak. El coste estimado de la reconstrucción de los pueblos cristianos asciende a 250 millones de dólares.
Todo comenzó el 6 de agosto de 2014 cuando se vieron obligadas a huir de su convento en Qaraqosh. La hermana Silvia fue una de las 36 religiosas que presenciaron ese terrible día en el que se vieron cara a cara con la guerra.
“Cuando supimos que el ISIS había llegado, lo primero que sentimos fue miedo, miedo de ser apresados por ellos, el miedo de la violencia, el miedo de la muerte, y por eso nos fuimos”, contó la religiosa a ACI Prensa.
Alrededor de 400 jóvenes fueron asesinados en esos días y hasta 5.000 niñas fueron vendidas como esclavas. Sin embargo, las religiosas no han tenido reparos en perdonar.
“Perdonar es una palabra muy fuerte. Rezamos por ellos cada día como religiosas. Rezamos por ellos, por aquellos que traen la paz, por nuestros soldados, por quién ayuda a las personas a vivir el bien. Esta oración nos ayuda a perdonar, a no olvidar, porque no se puede olvidar, pero a no odiar al otro. Si nosotros odiamos a los otros quiere decir que hacemos como quiere el diablo, y no como quiere Jesús”.
En 2014 vivían 73 monjas de la congregación de las Hermanas Dominicas de Santa Catalina de Siena en el convento en esta zona de Irak, pero en los últimos tres años han muerto 24, muchas de ellas, según la hermana Silvia, por miedo y angustia.
“Mi sueño es vivir en paz”, asegura la religiosa entrevistada en Roma en los días que se presenta el proyecto de Ayuda a la Iglesia Necesitada de reconstrucción de la Llanura del Nínive.
“Tanto mi propia paz, dentro de mí misma, –porque estamos también en guerra dentro de nosotros mismos–, como la paz en donde vivimos físicamente. Vivir en la tranquilidad, en el amor, y ayudar a la gente a conocer a Jesús, porque Él es el Amor”.
“Le digo a todos los cristianos que si realmente son cristianos, bautizados en el nombre de Jesús, deben confiar siempre en el hecho de que Jesús estará con ellos. Jesús está con nosotros. Jesús nunca nos deja. Aunque nosotros nos alejemos de Él, nos esperará a que volvamos”, subrayó.
Poco a poco los cristianos han comenzado a regresar al Nínive, pero todavía queda mucho por hacer. “Hemos pedido asistencia a Ayuda a la Iglesia Necesitada para reconstruir nuestro convento y hacer volver a la gente lo antes posible. Volverán alrededor de 30 hermanas. Daremos esperanza a la gente, ayudaremos a educarla, porque tenemos escuelas para educar a sus hijos, y continuaremos nuestra catequesis en las iglesias y en las escuelas”, explicó.
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