Fue prefecto del Tribunal hasta 2014. Amagó en más de una ocasión con una corrección al Papa Francisco por algunos pasajes de la Amoris laetitia
El cardenal norteamericano Raymond Leo Burke regresa al Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, máximo órgano judicial de la Santa Sede, del que fue prefecto hasta 2014, cuando le sustituyó el cardenal Dominique Mamberti y Burke fue trasladado a la Orden de los Caballeros de Malta. No se trató de un destino tranquilo, puesto que –como quedó en evidencia poco después– existían fuertes divisiones internas en la institución caritativa. La gestión de la crisis por parte del purpurado norteamericano no convenció al Vaticano, que finalmente designó a un delegado especial en la persona de monseñor Giovanni Angelo Becciu, sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado. Burke quedó, de facto, destituido como patrón.
El cardenal Burke adquirió notoriedad mundial con sus críticas abiertas a algunos pasajes de la exhortación Amoris laetitia. Fue uno de los cuatro cardenales firmantes de los célebres dubia, junto a Brandmüller, Caffarra y Meisner, los dos últimos recientemente fallecidos. Burke fue incluso más allá que el resto del grupo, al amagar en varias entrevistas periodísticas con una corrección formal al Papa Francisco.
De ahí la sorpresa del anuncio de su nombramiento, comunicado este sábado por la Santa Sede. Junto a él, el Papa ha designado miembros del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólicas a los cardenales Agostino Vallini (vicario emérito de Roma y prefecto de la Signatura Apostólicas entre 2004 al 2008) y Edoardo Menichelli (arzobispo emérito de Ancona y antiguo oficial de este dicasterio). También han sido nombrados miembros los obipos Frans Daneels (secretario de la signatura desde 2008 hasta 2016) y Johannes Willibrordus Maria Hendriks, auxiliar de Haarlem-Amsterdam.
Con este gesto, el Pontífice da una vez más muestras de que no teme tener a sus críticos cerca. Cuando, en diciembre de 2014, fue preguntado en una entrevista por el diario argentino La Naciónsobre el cese de Burke como prefecto, el Papa lo desligó de la actitud del cardenal en el Sínodo sobre la familia e incluso presentó una relación cordial entre ambos. Mucho ha llovido desde entonces, pero al Pontífice parecen no haberle afectado las controversias protagonizadas por el prelado norteamericano, que en todo caso siempre ha resaltado que lo que le movía a actuar de ese modo era la lealtad al Papa.
Ricardo Benjumea
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