Manuel Sotelino
La Patrona de Jerez, la Santísima Virgen de la Merced Coronada, volvió a reencontrarse con sus hijos jerezanos tras un año de espera. Desde primera hora de la mañana, la basílica era un hervidero de cofrades y devotos que quisieron estar junto a su Madre. Sobre las diez y medía, la alcaldesa de la ciudad, Mamen Sánchez, ofrecía, ante las plantas de la Virgen, el tradicional voto de la ciudad, solicitando a la Regidora Perpetua que proteja a la ciudad y ofrezca prosperidad a sus hijos.
La pontifical comenzó a las once y media. Estuvo presidida por el obispo de la Diócesis, José Mazuelos Pérez. En su homilía, el prelado quiso resaltar tres aspectos de la Madre de Dios. Redentora de las esclavitudes que la sociedad vive en la actualidad, la Madre como reina de la evangelización y María, amparo a la que podemos acudir al estar siempre a la espera.
A las seis y media de la tarde, la cruz de guía de la hermandad del Transporte abría la larga comitiva que acompañaba a Nuestra Señora de la Merced. La antecedía la agrupación musical San Juan que un año más puso su importante granito de arena.
El cortejo, estaba repleto de muchos cofrades, representación de la academia de San Dionisio, comunidades religiosas, amplia representación de la corporación municipal, con la alcaldesa al frente, así como la presencia del consejo, delegación diocesana y comunidad mercedaria junto al prelado de la Diócesis acompañado por miembros del cabildo catedral.
Resaltar la belleza de la Santísima Virgen, magníficamente vestida para la ocasión, con un buen ramillete tallos de nardos perfectamente colocados en las esquinas de ese trono de plata que pasea cada veinticuatro de septiembre a la guapa Morena para hacerse cercana a sus hijos. La cuadrilla que comandaba Martín Gómez, un año más, solvente, haciendo las 'levantás' con ese mimo propio de los costaleros con muchos años de trabajo atesorado bajo los palos.
Tras el magnífico manto de la coronación que llevaba Nuestra Señora, la banda municipal de música que, a pesar de sus pocos integrantes, sonaba afinada, con fuerza y acorde con la galanura necesaria para una procesión como la de la Santísima Virgen, acariciando con sus bellos acordes el agradable atardecer jerezano.
A la altura de San Marcos, se vivió un bonito momento. Fue el encuentro entre dos bellas imágenes. Los cofrades de la Cena quisieron acercar a Santa María de la Paz y Concordia en sus misterios dolorosos a la Patrona. Un encuentro de todos los años que abrocha el fervor de los cofrades de San Marcos con la Patrona de la ciudad de Jerez.
Finalmente, la procesión fue tomando la calle Francos para acercar a la Madre de los jerezanos, de nuevo, a su barrio. Santiago era un hervidero nuevamente. Y el paso, con su magnífico templete de principios del siglo dieciocho, tomó finalmente la calle Merced para ser depositada en su basílica.
Fue el momento en el que José Ignacio García Pomar, gran devoto de la Santísima Virgen de la Merced, pregonero de la Semana Santa y contrastado cofrade, pronunció su fervorín. Plagado de sentimientos y de vivencias propias. 'Tacho', como es conocido este cofrade de la Cena, lo volvió a bordar. Fueron sus versos el mejor hasta luego para Virgen. El año que viene volverá a las calles. Y volverá a ser fiesta que se sellará en rojo en el corazón de los jerezanos. Aunque, además, no se trabaje.
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