Cuando los días aproximan el final de las celebraciones propias de una nueva Navidad, cuando todo es tumulto en las calles, en las tiendas, en los centros comerciales, cuando el voraz consumismo nos consume, cuando quedan horas para que salgan las cabalgatas de los Reyes Magos por nuestros pueblos y ciudades, cuando ya los niños hacen cola para entregar su carta de ansioso deseos al Cartero Real de Sus Majestades, cuando ya queda atrás la Nochevieja o ha quedado prendida en nuestro corazón la Nochebuena y por supuesto una Navidad irrepetible como todas los son quiero dar las gracias a un pequeño recordatorio que anunciaban estas fiestas, una tarjeta de las de antes siendo de las de ahora y que este año ha sido más íntima, más especial, más de uno.
Esta felicitación de Navidad, que lleva tan bucólica y romántica imagen de mi bendito pueblo de Villaluenga del Rosario, este mensaje tan claro y tan directo y este formato tan antiguo siendo tan actual ha dado, literalmente, la vuelta al mundo y todos los que la han visto y siguen viendo se enamoran de la misma que es una forma de enamorarse de este bendito pueblo donde he encontrado la paz, la tranquilidad, el sentido de mi vida alejado de tantas intoxicaciones e intereses que parece rodearnos.
Esta, y no otra, ha sido para nosotros la imagen de la Navidad.
Gracias a quien la ha hecho posible, gracias a todos vosotros por manifestarme que os ha gustado mucho, gracias a Villaluenga del Rosario por ser simplemente como es.
Jesús Rodríguez Arias
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