domingo, 9 de noviembre de 2014

* EL LIBRO DE MI VIDA.



La oscuridad hace tiempo que ha ensombrecido el azulado cielo hasta hacerlo desaparecer aunque ahí permanezca, tan cerca o tan lejos como nosotros mismos queramos ver o imaginar.

El silencio es estremecedor en esta noche y en este bendito lugar alejado de todo lo que nos suele intoxicar a diario. Después de una buena tertulia y una copa lo que corresponde es escribir uno de mis artículos que mezclen mis ensoñaciones y mis verdades.

En un ejercicio impropio voy a intentar desnudar mi alma, mis sentimientos, ante todos vosotros en un post íntimo, personal, cercano y muy mío como todos los que suelo escribir porque en cada párrafo escrito suelo dejar jirones de mi corazón impreso en esta página virtual que me alumbra y me acompaña a diario.

Con el pasar de los años, como todo en la vida, te vas apaciguando en carácter y también en ímpetu para hacer las cosas. Si a eso le unimos las enfermedades de las que Dios te ha permitido salir victorioso por muy poquito, entonces es cuando verdaderamente cambias el chip y te dice que muy poco es lo que vale la pena luchar con vehemencia todos los días, que lo demás puede llegar a ser hasta interpretable, discutible o simplemente se puede desechar.

Me queda poco más de un mes para pasar, gracias a Dios, una nueva página de mi calendario vital para empezar, como si de un libro se tratase, en la página 45 que es la que toca. En el libro de mi vida ha habido de todo, bueno, regular y menos bueno, más de una fe de errata, alguna página difusa y defectuosa así como otras limpias y de letra bien legible porque si algo me puedo sentir orgulloso es que el que me conoce, me conoce tal y como soy porque soy el mismo en mi bendito pueblo, en mi casa, con mi familia, amigos, trabajo, en mi bendita Isla o en cualquier lugar del mundo donde se posen mis pies o mis escritos. El que me conoce lo hace para siempre porque no recorro el camino de la doblez, de las insanas intenciones, que me perjudican más a mí que al resto, ni de torcidos intereses. Intento vivir la vida haciendo el bien o intentando hacer el menos daño posible. 

El libro de mi vida tiene muchas páginas ya aunque dentro de poco comenzaremos a escribir el capítulo 45. Lo escrito, escrito está y las páginas que están y permanecen en blanco tendrán que ir redactándose cada día. No sé cuantas páginas y capítulos quedan para que el libro se de por finalizado como una efímera y temporal publicación.

De este libro de mi vida ya van quedando pocas verdades aunque las que son las defenderé con desmesura. Siempre digo que soy hombre de pocas fidelidades, tan solo tengo dos que son Dios y mi mujer, y de muchas lealtades. Amo a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a mi mismo porque si no fuera así no podría mirar a Jesús Sacramento del Altar a diario cuando me encuentro con Él en el Sagrario. Amar a Dios significa llevar a tu vida personal, a tu particular día a día, la coherencia de la fe que parece un reto difícil de plantear aunque si en verdad se quiere muy sencillo de asumir. Amo a Hetepheres, mi mujer, y por ella soy capaz de todo y sobre todo de amar porque ella tiene gran parte de culpa de que mi corazón se haya ablandado hasta hacerse acogedor. Y si amo a Dios y vivo con coherencia mi fe en Él, amo la Vida, los valores y virtudes que nos son inherentes a todos los que nos sentimos hermanos en un mismo Padre que nos quiere a rabiar siempre, en todo momento y también en cualquier ocasión. ¡Así son los padres que aman a sus hijo hagan lo que hagan por toda la eternidad!

Soy de los que me rebelo con las injusticias, los atropellos, el relativismo imperante, los deseos de querer apartar a Dios y nuestras creencias de los espacios públicos queriendo arrinconarnos más allá de las sacristías con leyes, normas, reglamentos, con obras y omisiones. Me rebelo contra la cobardía impuesta por malsanos intereses que matan nuestras vidas e ilusiones. Me rebelo contra la intolerancia de los "tolerantes" que quieren siempre llevar razón a pesar de no tenerla, de luchar por sus mezquindades haciendo desaparecer todo atisbo de bien de un mundo necesitado de Amor y comprensión. Me rebelo contra aquellos que quieren manejarnos como si fuésemos números robotizados sin opinión, creencia ni sentimientos. Soy un eterno rebelde con causa que se mete en demasiadas batallas, cual mosquetero, que blande su espada contra los intereses del Mal defendiendo la justicia, el honor, la verdad, la Vida y la fe.

Ahora me conformo con lo que me importa, con lo que me es trascendente, con lo que disfruto, me enriquece,  con lo que me llena mi corazón.

Celebrar la Eucaristía y sentirme depositario, por un tiempo determinado, del Sacratísimo Cuerpo de Cristo, percibir como la Santísima Virgen María y del Rosario me cubre bajo su Manto protector, notar como mi espíritu se escapa cada vez que adoro a Jesús en el Sagrario y como la Paz entra como el mejor de los regalos que puedo recibir del que es Amor de los Amores.

Disfrutar con Hetepheres cada segundo de mi vida, de su ímpetu, genio, fortaleza, valentía, ilusiones, ideas y querencias.

Gozar de la Familia, de los hermanos del alma, de los buenos amigos, de las personas que a diario te aportan, de las que aprendes, de las que te llenan, de las que te cuidan y cuidas como el mejor de los tesoros que uno puede poseer.

Una buena y plácida lectura, una animada tertulia, una comida informal, una buena copa de brandy, el tener a mi gatito sobre las faldas, escribir, pensar, reflexionar, meditar, gozar de los silencios, abstraerme con la belleza sea cual sea, admirar la luz y la oscuridad, esa anaranjado amanecer o ese sonrosado atardecer, perder la mirada en el mar o en la inconmensurable montaña, reconocer que ese inmenso árbol que tenemos frente a nosotros se vislumbra en la lejanía como si fuese un arbusto.

Soy de los que prefieren una buena charla mirando a los ojos que chatear por internet donde todo es tan frío, tan impersonal, tan lejano...

Soy de los que pueden pasar horas en sus propias ensoñaciones mirando fijamente la chimenea mientras el crepitar de los troncos al quemarse suenan a música celestial para corazones ávidos de tranquilidad y sosiego.

Soy de los piensan que de todo y todos se aprende aunque no por eso tengas que compartir ideas, opinión, forma de pensar o creencia.

Soy de esos que prefiere tener lleno el banco de lo inmaterial, de lo que de verdad nos hace ricos y libres a toda fortuna con la que puedes financiar tu existencia y esclavizar tu vida.

En el libro de mi vida cada día que pasa se va cerrando más este capítulo cuarenta y cuatro para empezar con el cuarenta y cinco y aunque ha habido de todo os puedo decir que le doy gracias eternas a Dios por haberme permitido pasar por todo lo que he pasado porque hoy soy el hombre que soy porque he vivido, con demasiada intensidad diría yo, todas mis particulares circunstancias.

Para este final de capítulo y el próximo que si Dios quiere empezaré cuento con poco equipaje, las maletas siempre están hechas, con mi fe en el Señor que me salva y vivifica a diario, con el amor de mi mujer que todos los días se desvive por mí, con mi Familia, hermanos del alma, amigos, conocidos, con mis lugares de nacimiento y adopción, San Fernando y Villaluenga del Rosario, con la misión tan apasionante encomendada de evangelizar por medio de la palabra y la escritura en todos los rincones de este pequeño e inmenso mundo globalizado, con mis pensamientos y opiniones, mis ilusiones y proyectos aunque siempre y en todo momento junto a vosotros a los que quiero de verdad.

¿Me acompañas a seguir escribiendo el "LIBRO DE MI VIDA" y así hacer que se convierta en el "LIBRO DE NUESTRA VIDA?

Recibe, mi querido y buen hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

Jesús Rodríguez Arias




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