Hoy es de esos días en los que uno está predispuesto para escribir porque lo da el ambiente o porque esas densas nubes grises van cubriendo paulatinamente todo el cercano cielo ofreciendo un color y a la vez un calor de hogar a todo este bendito pueblo de Villaluenga del Rosario.
Esta tarde hemos encendido la chimenea por vez primera y allí entre nunca olvidado olor a leña quemándose, el flamante crepitar de los troncos víctimas del fuego, con la calidez que da me ha entrado un sopor especial y me he quedado durmiendo una plácida, profunda y reparadora siesta.
Será por la edad, pero los despertares son más lentos, pausados, como si mi mente necesitara de un necesario tiempo para ponerse a funcionar que cuando me quise dar cuenta escuché a lo lejos como nuestro gatito payoyo nos llamaba con un maullido de impaciencia. Después de comer algo se vino hacia mí y se sentó en mi entumecida falda durmiéndose él esta vez tranquilamente.
Mientras mi mirada se perdía tras la ventana en la inmensidad de la montaña que según pasaban las nubes adquirían otro color, Canijo totalmente desparramado emitía un leve gruñido de tranquila satisfacción. A mi lado mi mujer leyendo, devorando bien diría yo, el enésimo libro que tiene entre sus manos.
¡Así no vas a poder escribir nada! Escuché a Hetepheres, mientras "despertaba" de mis ensoñaciones, y lo que le contesté que ni escribir, ni leer, ni nada de nada aunque me encontraba feliz porque en ese momento disfrutaba de la compañía de mi mujer al calor de una buena chimenea, con nuestro gatito payoyo durmiendo feliz mientras mi mente se llenaba con la inmensidad de la Obra Creadora de Dios que pone en nuestras manos y a nuestra vista para que contemplemos lo que significa la agreste y natural belleza sin aditivos innecesarios.
Hoy cuando me levantaba, aún no había ni amanecido, pensaba que el día iba a estar mojado por agua pues durante la tarde y noche de ayer viernes llovió profusamente y cual fue mi sorpresa que unos tímidos aunque enérgicos rayos de sol querían apartar a las nubes que en ese momento cubría en gran parte el inmenso cielo. Hemos disfrutado de un día excepcional con un sol agradable que se conjugaba con un refrescante frescor.
Hemos desayunado en mesón "Los Caños" donde nos encontramos como en casa, la verdad que nosotros en Villaluenga del Rosario en cualquier sitio y lugar nos hace sentir de esa manera, charloteando con Mateos Venegas que es la genialidad y arte en estado puro. Hablamos de su próximo, y deseado viaje a Teruel a ver a sus hijos y nietos, las ideas que le rondan a la cabeza y de Rafael de Paula porque es "paulista" a fuego vivo. Después se uniría a nuestro desayuno Miguel Ángel Pacheco, nuestro buen y querido amigo-hermano, con su hijo Pablo y los cuatros desayunamos juntos que es lo mismo que hacerlo en familia entre risas y anécdotas del campo, la caza y las cosas que tanto nos unen a todos nosotros.
El día acompañaba para no mirar el reloj, olvidarte de las ocupaciones, de las obligaciones y entregarte a disfrutar. Miguel Ángel, Pablo, Hetepheres y yo nos fuimos juntos hasta la plaza de toros donde nos separamos porque ellos tenían que hacer un recado y nosotros queríamos continuar con la caminata por la glorieta haciéndole así caso a Ana González que nos dijo cuando estábamos charlando con Carmelo, Juan y Amalia que aprovecháramos para darlo por la mañana pues más adelante la tarde podía ponerse fea y fría. ¡Dicho y hecho y no nos hemos arrepentido! Gran alegría nos dio encontrarnos con Charo Oliva a la cual hace algún tiempo que no veíamos y a la cual, como a toda su querida Familia, queremos de corazón. También hacia un rato nos habíamos encontrado, con recíproca alegría, a José Luis Márquez y a su esposa Pilar González Estudillo que en ese momento llegaban.
Mientras caminábamos por la glorieta oliendo a tierra recién mojada por la lluvia que había caído hasta unas horas antes, con el agradable frescor rompiendo en la cara, observando el verdor de la vegetación de los prados que se confundían con el gris rocoso de la montaña, lo hacíamos en silencio porque queríamos abstraernos de todo y que ese momento único e irrepetible nutriera nuestro espíritu y relajara nuestra mente.
Personalmente, en mi cabeza, fluían ideas y más ideas con las cuales darle cuerpo y contenido al artículo que tenía que escribir y que mañana, D.m., saldrá publicado en mi querido diario digital "San Fernando Cofrade". Me venían fogonazos aunque ninguno se quedaba, ninguno me convencía, ninguno me llenaba. Los minutos iban pasando, había pasado el medio día, y la página virtual permanecía en blanco. ¡La inspiración es cosa de Dios y viene solo cuando Él lo quiere!
¡Me dejé llevar! Cuando ya veníamos de vuelta un tintineo, una música de siempre se hizo presente en mi mente y al poco la canturreaba tímidamente. Se me quedó grabada y admirando el bello e inmenso paisaje supe que el artículo se iba conformando poco a poco y a cada paso la inspiración venía con más fuerzas, dejando un poso fuerte del que sería mi artículo que al llegar a casa escribiría y que mañana saldrá publicado.
Llegamos a casa y antes de subir compré una lata de refresco de cola para Hetepheres y después fui a la tienda de Mateos pues quería ver algunas cositas que me interesaban. En él podrás encontrar de todo y todo es bueno. Es un lugar atípico donde lo mismo puedes comprar sus productos como puedes sentarte en la mesa de camilla llena de libros que hay en el centro. Es un sitio cargado de arte y genialidad. Le pregunté por sus nietos y sobre todo del que, a cortísima edad, está despuntando en el arte del toreo. Es inmenso el verlo coger el capote y dar unos pases geniales con un cuerpo tan chiquitito. Junto a Mateos estaba Isabel, su mujer y compañera inseparable.
La obligación me llamaba, no podía retrasar por más tiempo mi encuentro con mi página en blanco a la que había que dar forma, fondo, color hasta hacer que fuera un escrito que se pudiera leer, entender y comprender pues el contenido y el fondo es más profundo de lo que nos podemos imaginar.
Una hora después daba por concluido el artículo del cual me siento satisfecho pues aunque pudiendo gustar o no, eso es criterio del que lo lea, Dios me había permitido el que pudiera plasmar la idea que se había ido conformando mientras paseábamos entre frescos verdores que se entremezclaban con las distintas tonalidades de grises que se puede observar en la montaña y respirábamos este aire puro que nos rodea que hoy en concreto tenía el "sabor" a tierra mojada.
Ahora dentro de poco "subiremos" a casa de Miguel Ángel y Pablo y allí estaremos largo rato disfrutando de la mejor conversación, de risas, de cosas y casos que nos son tan cercanos.
Sí, es verdad, hoy sábado 8 de noviembre invita a escribir y gozar de cada segundo en este precioso y bello pueblo del que estoy perdidamente enamorado como es Villaluenga del Rosario aunque sintiendo lo que aquí se siente, estando con quienes estamos, todos y cada uno de nuestros convecinos, comprobando como el espíritu se escapa de nuestros cuerpos para gozar de la única y verdadera libertad y siempre sentirse protegido por Cristo y nuestra Madre del Rosario que protege, bendice y cubre con su Manto a todos y cada uno de sus queridos hijos, reconozco que es muy difícil el no estarlo.
Recibe un fuerte abrazo y que Dios os bendiga.
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