EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN: "¿Qué es Apolo y qué es Pablo? Agentes de Dios que os llevaron a la fe, cada uno como le encargó el Señor. Yo planté, Apolo regó, pero fue Dios quien hizo crecer". (1ª Lectura). En ocasiones, porque es más llamativo (o da más prestigio) queremos hacer lo que hace el otro, abandonamos nuestra misión y desarrollamos poco nuestros carismas. No es mejor el que riega que el que planta. Y la culpa de todo esto, a veces, la tenemos nosotros mismos. ¿Porqué lo digo?, porque ensalzamos (en momentos, exageradamente) la misión, carisma, ideas y opiniones de unos en detrimento de otros. Con bastante facilidad nos viene la vena decir "yo soy de Apolo, yo de Pablo". Nadie es peor que nadie si cada uno realiza su carisma, pero si queremos hacer el carisma del otro, posiblemente resbalemos. Esto tampoco quiere decir que no facilitemos que los otros descubran sus carismas (decimos: "que escondida tenías esa cualidad") y les ayudemos a desarrollarlo (aunque nos "corroa" la envidia). Lo importante de todo es que es Dios quien lo hace fructificar y, porque de "agradecidos" el mundo debe estar lleno, también reconocer que la labor del más simple es necesaria para construir el Reino. Pues que Dios nos asista a ser buenos hermanos y buenos colaboradores del Señor. Santa María de Caná, ruega por nosotros.
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