miércoles, 3 de septiembre de 2014

* DESDE VILLALUENGA: A JOSÉ RODRÍGUEZ MORENO.

Cuando todavía tengo en mi memoria la imagen de mi querido pueblo de madrugada rezando en torno a la Virgen del Rosario, cuando todavía retengo la posterior Eucaristía que se celebró en la Iglesia de San Miguel llena de feligreses y devotos de nuestra Patrona, cuando todavía siento el cansancio unido al calor que percibíamos el posterior domingo que hacía que el cuerpo estuviera derrumbado, cuando todavía siento el dolor que me produce cada marcha los domingos por la tarde de este bendito lugar y rememoro la inmensa alegría que siento cuando llega el viernes y nos encaminamos hacia allí, con un breve descanso en la Venta Jardín que está situado en el cruce de Las Abiertas y de la carretera de Algar, en el término municipal de Arcos de la Frontera.

El viernes es como si se tratase de una liturgia desde que mi mujer me recoge en la puerta de mi trabajo, nuestra parada en la venta Jardín para reponer fuerzas con sus famosos platos caseros, y nuestra llegada a nuestro bendito pueblo de Villaluenga del Rosario.

Es raro que al llegar o al salir a eso de las siete para dar nuestro paseo no nos encontremos con nuestro querido y buen vecino Pepe que nos saluda jovialmente con una enorme sonrisa de oreja a oreja.

Y es precisamente de él, de José Rodríguez Moreno, a quien le voy a dedicar estas humildes letras porque sinceramente opino que se las merece.

Pepe está casado con Pepa Pérez Gúzman que es su infatigable compañera en este viaje llamado vida. Los dos forman una pareja totalmente compenetrada y sus vidas son enseñanzas de amor, cariño, lealtad, trabajo y dedicación a su Familia. Sus hijos: Pepe Luis, Isabel María y Remedios pueden dar buena cuenta de ello. Son Pepe e Isabel dos personas que han trabajado toda sus vidas por sus hijos y ahora disfrutan y gozan de sus nietos a los que quieren con locura: Marcos, Hugo, Unai e Ivai.

Pero Pepe yo lo catalogaría de un hombre verdaderamente sabio, con la sabiduría forjada a base de experiencias de vida, de trabajo, de dedicación. Hablar con él es abrirte en breves y sencillas palabras lo que es en realidad la vida sin tanta paja ni cartón como nos la quieren ofrecer y vender.

Esa sabiduría lo ha llevado a ser un magnífico profesional en todos los trabajos que ha realizado, un hombre comprometido al máximo con el pueblo al cual ha dedicado horas y horas sin ningún tipo de interés más que el que a Villaluenga del Rosario no le faltase nunca de nada. Según me ha comentado fue un extraordinario miembro de la Corporación Municipal y su paso por el Ayuntamiento es todavía recordado. Es de ese tipo de antiguos políticos que venían a servir y a desvivirse por sus respectivos pueblos sin "trincar" como diría el genio inolvidable del "Beni de Cadiz".

Este compromiso ha hecho que se haya dedicado a colaborar con todas las instituciones del pueblo, entre ellas el Casino, y siempre ha puesto su particular granito de arena, su moderada opinión, su saber estar.

Veo a Pepe todos los días que estoy en Villaluenga porque vive muy cerca nuestra y siempre está haciendo algo, siempre trabajando, siempre dedicado a algo necesario y siempre bueno. Lo mismo lo ves dando de comer a sus gallinas, que ayudando a algún vecino que tenga x problemas, que regando los árboles y las plantas y flores que están situados en los parterres que dan a la carretera y lo hace no porque nadie se lo haya pedido ni dicho sino porque le entristece que todo el que visite nuestro bendito pueblo pueda llevarse la mala impresión de que es un lugar descuidado cuando no es así.

Cuando damos nuestro diario paseo por alrededor del pueblo y nos encaminamos para el centro del pueblo tenemos que pasar sin remedio por su huerto, en plena Avenida de los Arbolitos, donde pasa horas y horas en plantar y cultivar los buenos frutos que da la Madre Tierra. Siempre que lo vemos hablamos con él pues nos gusta hacerlo, porque aprendemos siempre cosas nuevas. Geniales son sus citas rememorando al Cabrero.

En un mundo donde todo está desorbitado, donde el prestigio se tiene y se da cuanto más ganas, ocupas un puesto más alto, eres alguien "importante" y por tal con poder de ejecución y asesoramiento. Hemos puesto nuestras miras en admirar a personas que tienen y ofrecen un relumbrón muy grande y después cuando escarbas te das cuenta de que son verdaderos mediocres en altos cargos, hemos puesto nuestras miras en metas cada vez más inalcanzables y por eso no somos felices pues estamos totalmente insatisfechos por no poder llegar a donde queremos, a donde ansiamos.

Cuando estás rodeado de ruído necesitas del silencio para recomponer tus ideas, cuando te sientes "atrapado" por todo lo que te rodea necesitas poner "tierra de por medio" e irte a un lugar que mantenga la verdadera pureza de sus tradiciones, cuidando y mimando su indiosincracia así como a sus vecinos como el mayor y mejor patrimonio que se pueda poseer.

Y en este silencio vital, en esta atalaya del olvido voluntario donde hace ya bastante tiempo llevo instalado veo, siento y admiro cosas y personas que antes, no hace tanto, ni me daba cuenta de que existían.

Hoy mi admiración no está con tal o cual que tienen mucho poder pero ningún "poderío", ahora admiro a personas que como Pepe e Pepa que han trabajado muy duro para hacer un mundo mejor, un pueblo mejor, para sus hijos, nietos así como para todos los que formamos parte de este precioso lugar donde se mantienen vivas las tradiciones, las intrínsecas devociones, es decir, lo que es la verdadera pureza de un lugar al cual no han llegado las intoxicaciones porque ni las esperamos ni las queremos porque, al fin y al cabo, Villaluenga del Rosario es tal cual como la véis.

Mi querido Pepe:

He querido con este humilde artículo mostrarte la admiración y el sincero cariño que te profesamos Hetepheres y yo por ser tal cual eres: Un hombre de bien y un hombre sabio.

Recibe un fuerte abrazo que se lo haces extensivo a tu querida Mujer y Familia y que Dios y la Bendita Virgen del Rosario, la que es por derecho propio la Patrona de nuestros corazones, os bendigan.


Jesús Rodríguez Arias

No hay comentarios:

Publicar un comentario