Sección - Marinero en tierra
Tormenta
en la política social
En el contexto de las IV
Jornadas Católicos y Vida Pública que celebramos en Valencia el pasado fin
de semana, el Secretario General de Cáritas de España pronunció una conferencia
que tendrían que haber escuchado los responsables de política social. No dijo
nada escandaloso que atentase contra los administradores de los pocos recursos
que aún quedan en la política social. Tampoco abrumó al auditorio con datos,
estadísticas y cifras. Planteó de forma clara la necesidad de una respuesta
solidaria a la crisis.
Para Sebastián Mora, la crisis es una oportunidad que
debemos aprovechar para revisar los mimbres con los que habíamos construido las
anteriores políticas sociales. Las anteriores crisis se cerraron en falso, no
se aprovecharon las oportunidades de crecimiento económico para disminuir las
desigualdades, fortalecer el capital social y capacitar a los grupos
vulnerables.
Ha llegado el momento de plantear con radicalidad la
política social porque la relación entre crecimiento económico y redistribución
no es mecánica ni automática. La pobreza no sólo se está incrementando porque
afecta a mayor número de hogares y personas, sino que es más intensa y crónica.
El resultado está siendo una sociedad dual y polarizada, una sociedad con una
clase media cada vez más vulnerable, individualizada y atomizada.
Ante esta situación caben dos actitudes que deberíamos
evitar. Por un lado, la resignación, propia de quienes aceptan la desigualdad
como un dato inevitable propio de sociedades fragmentadas. Por otro la huida y
fuga del mundo, como si los procesos de empobrecimiento no nos afectasen, antes
o después, a todos. Dos actitudes que fomentan una desmoralización creciente
que deberíamos combatir. Para ello habría que empezar cambiando el tono vital
de las distintas comunidades evitando la progresiva corrosión de los espacios
públicos. Hacerlo sin miedo a denunciar las situaciones de desprotección porque
la poda del llamado estado de bienestar no exige la destrucción de los derechos
sociales o demolición del estado social.
Cuando los servicios sociales de todas las administraciones
asisten alarmados a la tormenta de la política social y lanzan las gentes a las
puertas de Cáritas, contribuyen a fomentar un sistema asistencialista del que
deberían avergonzarse. Entre el paternalismo clientelar de los tiempos de
bonanza y el asistencialismo filantrópico de quienes sólo dan lo que sobra,
emerge con urgencia una nueva política social basada en la capacitación, la corresponsabilidad
y el fortalecimiento de los vínculos comunitarios.
Agustín DOMINGO MORATALLA
Para el viernes 1 de Febrero de 2013, en LAS PROVINCIAS.
GRUPO VOCENTO
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