lunes, 4 de febrero de 2013

TORMENTA EN LA POLÍTICA SOCIAL; POR AGUSTÍN DOMINGO MORATALLA.


Sección - Marinero en tierra

Tormenta en la política social    

En el contexto de las IV Jornadas Católicos y Vida Pública que celebramos en Valencia el pasado fin de semana, el Secretario General de Cáritas de España pronunció una conferencia que tendrían que haber escuchado los responsables de política social. No dijo nada escandaloso que atentase contra los administradores de los pocos recursos que aún quedan en la política social. Tampoco abrumó al auditorio con datos, estadísticas y cifras. Planteó de forma clara la necesidad de una respuesta solidaria a la crisis.

Para Sebastián Mora, la crisis es una oportunidad que debemos aprovechar para revisar los mimbres con los que habíamos construido las anteriores políticas sociales. Las anteriores crisis se cerraron en falso, no se aprovecharon las oportunidades de crecimiento económico para disminuir las desigualdades, fortalecer el capital social y capacitar a los grupos vulnerables.

Ha llegado el momento de plantear con radicalidad la política social porque la relación entre crecimiento económico y redistribución no es mecánica ni automática. La pobreza no sólo se está incrementando porque afecta a mayor número de hogares y personas, sino que es más intensa y crónica. El resultado está siendo una sociedad dual y polarizada, una sociedad con una clase media cada vez más vulnerable, individualizada y atomizada.

Ante esta situación caben dos actitudes que deberíamos evitar. Por un lado, la resignación, propia de quienes aceptan la desigualdad como un dato inevitable propio de sociedades fragmentadas. Por otro la huida y fuga del mundo, como si los procesos de empobrecimiento no nos afectasen, antes o después, a todos. Dos actitudes que fomentan una desmoralización creciente que deberíamos combatir. Para ello habría que empezar cambiando el tono vital de las distintas comunidades evitando la progresiva corrosión de los espacios públicos. Hacerlo sin miedo a denunciar las situaciones de desprotección porque la poda del llamado estado de bienestar no exige la destrucción de los derechos sociales o demolición del estado social.

Cuando los servicios sociales de todas las administraciones asisten alarmados a la tormenta de la política social y lanzan las gentes a las puertas de Cáritas, contribuyen a fomentar un sistema asistencialista del que deberían avergonzarse. Entre el paternalismo clientelar de los tiempos de bonanza y el asistencialismo filantrópico de quienes sólo dan lo que sobra, emerge con urgencia una nueva política social basada en la capacitación, la corresponsabilidad y el fortalecimiento de los vínculos comunitarios.


Agustín DOMINGO MORATALLA
Para el viernes 1 de Febrero de 2013, en LAS PROVINCIAS. GRUPO VOCENTO

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