Cuando sientas la soledad más absoluta, es decir, cuando experimentes la ausencia de Dios, ten fe: Te ayudará a transitar por el camino de la vida en esos momentos de frustración y derrota. Confía, pese a que todo parezca desaconsejarlo; actúa como si todo dependiera de ti, pero consciente de que en realidad todo depende de un Ser que es mayor que tus dudas, tus penas y sufrimientos. Has de saber que Dios es, siempre, un estímulo en el arte de vivir.
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