martes, 21 de febrero de 2012

LUCHAR POR LA VERDAD.

Se necesita un tipo especial de persona para hacer un explorador. 
Abrir camino en territorios que no entran en los mapas, enfrentarse bravamente a los elementos, buscar nuevos horizontes..., muchos de nosotros preferiríamos leer tales hazañas que llevarlas a cabo. 
La mayoría de nosotros nunca seremos exploradores de nuevos mundos. Las oportunidades están mucho más limitadas hoy en día que en tiempos pasados. No hay nuevos continentes que aguarden nuestro descubrimiento, y, salvo que salgamos al espacio exterior o bajemos a las profundidades marinas, no es probable que tengamos suerte. 
Pero la exploración no está limitada a la aventura física. Todos somos llamados a convertirnos en exploradores de la verdad. Como todas las exploraciones, buscar la verdad puede ser peligroso. Podemos encarar una gran oposición. Podemos sufrir la tortura de la duda y desesperación. Podemos incluso tener que morir a nuestro viejo modo de vida. 
La exploración tiene siempre su coste, pero también tiene sus recompensas. Cuando busquemos la verdad, encontraremos también nosotros nuestras propias recompensas. 
Lanzo unas preguntas para que nos sirvan de reflexión: ¿Cuánto estoy dispuesto a arriesgar por la verdad? ¿Estamos dispuestos a presentar batalla y arriesgar nuestra posición por la verdad y la justicia en todos sus términos?

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