¿Has estado alguna vez con alguien que tiene que decir siempre la última palabra en todo? Dices algo así como: "El domingo pasado por la tarde, a eso de las tres", y te interrumpe diciendo: "Creo que era a las dos y media, no a las tres". Sonríes educadamente, y continúas: "El domingo pasado, a eso de las dos y media, estaba leyendo el periódico". Nuevamente te interrumpe: "Si la memoria no me falla, estabas leyendo una revista, no el periódico". Pronto estarás a punto de chillar, pero cuando reaccionas, la persona parece ofendida y dice: "Pero yo sólo estaba tratando de ayudar".
De esa clase de ayuda todos podemos prescindir.
Las personas que están constantemente contradiciendo y corrigiendo, a menudo simplemente está buscando pelea. Desean perturbar tu paz y hacerte entrar en discusiones sobre algo que carece de importancia. Cuando caes en las redes y empiezas a defender tu postura, le dejas que ganen el combate. En vez de darles esa satisfacción, rehúsa seguirles el juego. Sé extremadamente educado mientras les dices: "Cómo no, creo que estás en lo cierto". Dándoles la razón, no sólo revientas su combatividad, sino que mantienes tu propia paz mental.
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