Sobre (o bajo) el perfume
Ahora que, advirtiéndonos del Adviento, llegan los anuncios de perfumes, es un buen momento para poner al día mis observaciones u olfativaciones. Ya sabía yo que hay de todo: los perfumes exóticos que marean; los malos que espantan; los leves, aleves… Pero el otro día en una cafetería comprendí lo más importante: un perfume demasiado bueno es un problema añadido. No lo lleva la mujer, sino que ésta acaba siendo llevada por el propio perfume. Parece un juego de manos literario… hasta que se ha olido. Es una sensación absolutamente real. Esto complica mucho las cosas, desde luego. Quizá no queda más solución que probarse el perfume y preguntar a alguien con sensibilidad y, más difícil aún, con sinceridad: ¿quién manda, el perfume o yo? ¿Quién lleva a quién?
rayosytruenos.blogspot.com
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