Es fama que el trabajo intelectual se hace con la cabeza; pero casi siempre se olvida que fundamentalmente se hace inclinándola, con respeto. O, incluso, quitándosela, como un sombrero protocolario, en plan "Me quito el cráneo" de Valle-Inclán. Lo fundamental es reconocer (de identificar) y reconocer (de homenajear) las ideas brillantes y verdaderas. Bien, pues yo me quito el cráneo ante el historiador Robert Conquest, que descubrió sus tres leyes de la política, pero sobre todo la número uno: "Todo el mundo es de derechas en los asuntos que conoce de primera mano".
A primer golpe de vista, acostumbrados al dominio social, institucional y mediático del mensaje izquierdista (¡ojo con la segunda ley de Conquest: "Toda organización que no sea explícitamente de derechas se vuelve, antes o después, de izquierdas"!), esa primera ley nos puede resultar increíble, como el refrán que comentábamos hace unos días: "Dime de qué presumes…, y te diré de qué careces". Sin embargo, hay que verse la primera ley de Conquest en carne propia.
En los políticos de izquierdas está claro. Muy de izquierdas con el dinero de los demás, pero el suyo de su sueldo si puede ser mucho y libre de impuestos y generar una pensión vitalicia, qué bien. Si les cuadra un chalet, estupendo. Viajar en avión como la jet, vámonos que nos vamos. Y la gestión de mis acciones, cuanto más agresiva, más beneficiosa. Etc. En los políticos está claro, pero en usted también. Aunque sea de izquierdas.
Hay muchas posibilidades de que en lo que respecta a su pareja sea usted partidario o partidaria de una fidelidad de católico ultramontano. La herencia de sus padres, mejor si la salva de la quema del Impuesto de Sucesiones. Para sus hijos, quiere que ganen un sueldo suculento y que tengan vidas ordenadas, prácticamente burguesas de novela decimonónica. La policía, como institución, si usted se considera de izquierdas, puede producirle alergia, sí, ya, pero si tiene un problema bien que la llama y le alegra ver aparecer a la Guardia Civil. Le gusta que los servicios funcionen como un reloj y es exigente con sus empleados, subordinados y compañeros.
La primera ley de Conquest explica por qué la gente de izquierdas es tan solidaría con los regímenes comunistas… cuando hay un océano Atlántico de por medio o todo un continente, si tiramos para el Este. Entonces, sí. En España, menos. En casa, no. Con lo mío, ni hablar.
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