lunes, 1 de octubre de 2018

* AHORA PUEDO DECIR





En mi artículo de este lunes publicado en Información San Fernando abro mi corazón y lo hago desde el convencimiento de que soy y me siento Libre.

Es mi opinión, es mi forma de pensar, es la vida que he decidido vivir sin mucho equipaje y hacerlo desde ese lugar en el que respiro lo que es la pureza de lo auténtico.

A mi edad y con el camino recorrido es cuando puedo decir lo que pienso, lo que siento, lo que opino sin ataduras añadidas.

Ahora es cuando puedo decir...

Jesús Rodríguez Arias 




AHORA PUEDO DECIR



Ahora puedo decir, con el pasar de los años, que vivo para servir a Dios según sus dictados aunque no comprenda mucho de lo que sucede, no entienda las “razones” de tantos “ilustrados” tanto de dentro como de fuera de la misma Iglesia. Os diré que a estas alturas de mi vida, caminando ya hacia los 49 y después de sobrevivir a la enfermedad  doy simplemente las gracias por cada día que amanece, pues el Señor me regala una nueva oportunidad para volver hacer mis deberes, para servir sin ser servido, para defender a tantos indefensos, para escribir alto y claro lo que pienso y por eso ser apartado mil veces del mundanal camino. Sí, ahora puedo decir desde el propio alejamiento que soy y me siento Libre para expresar mis sentimientos, para decirlos sin ambages, para mirar siempre de frente donde no hay traiciones porque las puñaladas traperas se las dejo a otros…

He estado casi toda la vida metido de lleno en instituciones tanto de la Iglesia como otras que no lo son aunque las primeras han sido predominantes, soy hermano de varias cofradías de San Fernando, Sevilla, Jerez, Valladolid y Villaluenga del Rosario pero en la mía de toda la vida ha sido donde he ejercido ininterrumpidamente durante doce años en su junta de gobierno hasta 2010. En estos ocho años no he vuelto a pertenecer a ningún órgano directivo cofrade ni está en mi idea ese planteamiento porque creo la que vida tiene sus fases y esta para mí terminó hace tiempo.

Estamos viviendo momentos ciertamente convulsos en el mundo y también en la Iglesia, se están haciendo cosas que nosotros no entendemos como por ejemplo el acuerdo que el Vaticano ha firmado con el Gobierno Comunista de China y que deja fuera de lugar a tantos católicos mártires que han dejado su vida por ser simplemente de Dios. Estamos viviendo situaciones que no entran en nuestras limitadas entendederas pero esto que está pasando no es cosa de “aquí y ahora” sino que se lleva abonando el terreno desde hace mucho tiempo y todos, en la medida que sea, hemos tenido nuestra pizca de responsabilidad.

Sí no nunca entenderíamos el por qué en muchas cofradías existen hermanos de primera, segunda o de tercera categoría, hermanos que se les ha puesto la cruz por decir lo que pensaban, que se les ha apartado por defender a aquél hermano que estaba siendo vilipendiado, por poner la cara para pedir que la cofradía actúe de una vez por todas como una verdadera hermandad. No, no es de recibo que algunos hermanos cuando fallecen sus seres más queridos en vez de estar con ellos en esos momentos de desconcierto y dolor reciban como consuelo un escueto mensaje de WhatsApp y tiempo después, en algunos casos puede tardar meses o no llegar jamás, una fría carta de pésame donde queda de manifiesto el desapego de la hermandad con la realidad de sus propios  hermanos.

No, no es de recibo que se preste  servicio dentro de una entidad o movimiento eclesial y aprovechen la mínima para apearte del lugar que te pusieron los mismos miembros porque ya no interesas, porque no suscribes los dictados de la ambigüedad que parece intoxicar todo y si además escribes desde tu propia conciencia, desde la Libertad que Dios te da, en columnas de opinión pues “apaga y vámonos”…

Por eso a estas alturas de la vida y lo digo con total claridad no me busquéis ni aquí ni allá, buscadme en mi Atalaya de Villaluenga del Rosario donde me encuentro en Paz, no buscadme para distinciones, honores y títulos añadidos, que esos para mí hace mucho tiempo dejaron de tener valor si es que alguna vez lo tuvieron.

Buscadme para hacer lo que sé hacer, para ayudar cuanto tenga que ayudar, para colaborar en lo que haga falta, pero cuando termine mi participación me iré por donde he venido y seguiré en esta Atalaya alejado del mundanal ruido.

Y pienso que todo lo que está pasando en el mundo, también en la Iglesia, no es por casualidad, forma parte del plan de Dios y os diré que en Él me abandono porque es Amigo que nunca falla.

Jesús Rodríguez Arias

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