En mi artículo de este lunes publicado en Información San Fernando abro mi corazón y lo hago desde el convencimiento de que soy y me siento Libre.
Es mi opinión, es mi forma de pensar, es la vida que he decidido vivir sin mucho equipaje y hacerlo desde ese lugar en el que respiro lo que es la pureza de lo auténtico.
A mi edad y con el camino recorrido es cuando puedo decir lo que pienso, lo que siento, lo que opino sin ataduras añadidas.
Ahora es cuando puedo decir...
Jesús Rodríguez Arias
AHORA
PUEDO DECIR
Ahora puedo decir, con el
pasar de los años, que vivo para servir a Dios según sus dictados aunque no
comprenda mucho de lo que sucede, no entienda las “razones” de tantos
“ilustrados” tanto de dentro como de fuera de la misma Iglesia. Os diré que a
estas alturas de mi vida, caminando ya hacia los 49 y después de sobrevivir a
la enfermedad doy simplemente las
gracias por cada día que amanece, pues el Señor me regala una nueva oportunidad
para volver hacer mis deberes, para servir sin ser servido, para defender a
tantos indefensos, para escribir alto y claro lo que pienso y por eso ser
apartado mil veces del mundanal camino. Sí, ahora puedo decir desde el propio
alejamiento que soy y me siento Libre para expresar mis sentimientos, para
decirlos sin ambages, para mirar siempre de frente donde no hay traiciones
porque las puñaladas traperas se las dejo a otros…
He estado casi toda la vida
metido de lleno en instituciones tanto de la Iglesia como otras que no lo son
aunque las primeras han sido predominantes, soy hermano de varias cofradías de
San Fernando, Sevilla, Jerez, Valladolid y Villaluenga del Rosario pero en la
mía de toda la vida ha sido donde he ejercido ininterrumpidamente durante doce
años en su junta de gobierno hasta 2010. En estos ocho años no he vuelto a
pertenecer a ningún órgano directivo cofrade ni está en mi idea ese
planteamiento porque creo la que vida tiene sus fases y esta para mí terminó
hace tiempo.
Estamos viviendo momentos
ciertamente convulsos en el mundo y también en la Iglesia, se están haciendo
cosas que nosotros no entendemos como por ejemplo el acuerdo que el Vaticano ha
firmado con el Gobierno Comunista de China y que deja fuera de lugar a tantos
católicos mártires que han dejado su vida por ser simplemente de Dios. Estamos
viviendo situaciones que no entran en nuestras limitadas entendederas pero esto
que está pasando no es cosa de “aquí y ahora” sino que se lleva abonando el
terreno desde hace mucho tiempo y todos, en la medida que sea, hemos tenido
nuestra pizca de responsabilidad.
Sí no nunca entenderíamos el
por qué en muchas cofradías existen hermanos de primera, segunda o de tercera
categoría, hermanos que se les ha puesto la cruz por decir lo que pensaban, que
se les ha apartado por defender a aquél hermano que estaba siendo vilipendiado,
por poner la cara para pedir que la cofradía actúe de una vez por todas como
una verdadera hermandad. No, no es de recibo que algunos hermanos cuando
fallecen sus seres más queridos en vez de estar con ellos en esos momentos de
desconcierto y dolor reciban como consuelo un escueto mensaje de WhatsApp y tiempo
después, en algunos casos puede tardar meses o no llegar jamás, una fría carta
de pésame donde queda de manifiesto el desapego de la hermandad con la realidad
de sus propios hermanos.
No, no es de recibo que se
preste servicio dentro de una entidad o movimiento
eclesial y aprovechen la mínima para apearte del lugar que te pusieron los
mismos miembros porque ya no interesas, porque no suscribes los dictados de la
ambigüedad que parece intoxicar todo y si además escribes desde tu propia
conciencia, desde la Libertad que Dios te da, en columnas de opinión pues “apaga
y vámonos”…
Por eso a estas alturas de la
vida y lo digo con total claridad no me busquéis ni aquí ni allá, buscadme en
mi Atalaya de Villaluenga del Rosario donde me encuentro en Paz, no buscadme
para distinciones, honores y títulos añadidos, que esos para mí hace mucho
tiempo dejaron de tener valor si es que alguna vez lo tuvieron.
Buscadme para hacer lo que sé
hacer, para ayudar cuanto tenga que ayudar, para colaborar en lo que haga
falta, pero cuando termine mi participación me iré por donde he venido y
seguiré en esta Atalaya alejado del mundanal ruido.
Y pienso que todo lo que está
pasando en el mundo, también en la Iglesia, no es por casualidad, forma parte
del plan de Dios y os diré que en Él me abandono porque es Amigo que nunca
falla.
Jesús Rodríguez Arias
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