lunes, 9 de marzo de 2015

PARA MEDITAR.


Es difícil renunciar a ti mismo. 

Comienza acercándote a los demás con el corazón en la mano, y con una gran disponibilidad para el servicio. 
Aproxímate a tus semejantes convencido de que puedes dar y recibir más de lo que te imaginas, y de quien menos sospechas. 
Renunciar a ti mismo es saber aprender de la sonrisa del niño, de la experiencia del anciano... 
La renuncia a ti mismo empieza en la apertura a tus hermanos. 

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