Sábado de Pasión, sábado de oración, de soledad escogida, de perderse en esos caminos de Dios en los que te encuentras con Él a cada paso que das.
Sábado de Pasión donde en tantos lugares hay Cofradías en las calles, gentío agolpando cada metro cuadrado, calles llenas, Iglesias abiertas con un entrar y salir constante de personas que quieren rezar, ver, admirar a Jesús y María, en sus distintas advocaciones, que se encuentran entronizados en sus pasos y los altares de insignias dispuesto de tal forma que no falta ningún detalle. Gente y más gente y, como dice mi querido Beltrán Castell, Sagrarios vacíos.
En la soledad del Sagrario me quiero perder,
y en esa soledad encontrarme con Él,
Jesús a contemplarlo con todo mi ser,
me invita para apoyarme en Su Soberano Poder.
Sábado de Pasión que no es folclore y cultura sino apasionado amor por Cristo y Su Madre
que en cada Hermandad y Cofradía la evangelización, la apologética, esa catequesis plástica que supone el poner un Cortejo en la calle se hace a base de imágenes, sonidos, sabores y sobre todo aromas.
que en cada Hermandad y Cofradía la evangelización, la apologética, esa catequesis plástica que supone el poner un Cortejo en la calle se hace a base de imágenes, sonidos, sabores y sobre todo aromas.
Sábado de Pasión que como se dice en mi tierra es la entrada a modo de casapuerta a la Semana Santa donde todos los católicos, todos los que amamos a Cristo con nuestro ser, celebraremos juntos estemos donde estemos y de la forma que sea típica en la zona de este pequeño-gran mundo lo que es la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús que es el que vemos en cada misterio pasional o permanentemente en cualquier Sagrario de esta Tierra tan nuestra y del Señor.
Y en este Sábado de Pasión desde la tranquilidad, sosiego y paz de espíritu de mi particular "atalaya del olvido voluntario" quiero que este post tenga una dedicatoria muy especial.
Cierro los ojos y veo una fotografía hecha a principio de Cuaresma donde tú te apoyabas en Él aunque pudiera parecer otra cosa. Sucedió el 23 de febrero en la trimilenaria Ciudad de Cádiz dentro del piadoso acto del Vía Crucis organizado por el Consejo de Hermandades y Cofradías donde Jesús Atado a la Columna presidía todo.
Cierro los ojos y veo los tuyos con mirada perdida entre sentimientos, recuerdos, esperanzas, alegrías y sinsabores.
Cierro los ojos y veo a un hombre de Dios, un ministro de la Santa Madre Iglesia, que vestido de negro con su alzacuellos se agarraba a la manigueta para que el peso de Jesús se clavara en tus fustigadas espaldas.
Cierro los ojos y veo a un hombre, un sacerdote, que prefiere llevar a Cristo en vez de ir tras Él.
Te hiciste uno más del Pueblo de Dios y nosotros, aunque no pude compartir ese momento de forma personal, nos sentimos acogidos con tu gesto lleno de amor, entrega, sacrificio y espíritu de servir a Cristo por medio de nosotros que somos los demás, el prójimo.
Llevando sobre tus hombros a Cristo que estaba y está atado a esa eterna Columna que son nuestros pecados te hiciste cofrade, un Cura Cofrade, que sabe del saber, sabor y aroma de los que vivimos la Iglesia por medio de este inmenso caudal devocional y de fe que son las Hermandades y Cofradías.
Sí, os estoy hablando de José Antonio Medina Pellegrini que es Presbítero, que es hombre de Dios y de nuestra Madre la Iglesia y que es mi amigo y hermano en una fe que nos une por más piedras que puedan tirar sobre nuestros tejados.
Hoy, mi querido José Antonio, mi artículo del Sábado de Pasión está dedicado por entero a ti, hoy no voy a recordar como nos conocimos, el devenir de nuestra intensa amistad, del cariño que te profesamos Hetepheres y yo, de mi profunda admiración, del respeto que recíprocamente nos tenemos. No, hoy quiero decirte y deciros a todos que José Antonio Medina Pellegrini es un sacerdote muy especial para mí, es un buen y querido amigo y sobre todo hermano y que estoy orgulloso, porque es un verdadero honor, el contar con la amistad de un hombre tan enamorado de Dios.
Me sobrecogió esta imagen que no se ha ido de la retina de mi memoria y hoy quería poner negro sobre el blanco digital de las páginas de "Sed Valientes" estos sentimientos que porque Cristo Jesús así lo ha querido se han hecho palabras.
Me quedo con la confesión que hacía en un post que publicó en su blog, padrejosemedina.blogspot.com en el apartado de "vivencias personales" sobre lo que sintió cuando llevó en sus desgastados hombros no el peso de la Cruz sino el "peso" del Señor.
No quise quedarme en el Altar Mayor, ni siquiera acompañar al cortejo oficial presidido por el Obispo Diocesano y el Párroco de san Antonio que marchó de preste tras el Señor, sino que preferí ir entre los hermanos rezando y meditando. Casi al promediar el Vía Crucis, un querido amigo y actual Mayordomo de Sentencia, D. Antonio De la Jara Rodríguez, que acompañaba en el buen hacer de los cargadores bajo el mando de D. Salvador Rosa, me invitó a sumarme y convertirme en un improvisado, aunque devoto, cargador. Otro buen amigo, y Vocal de Caridad de la misma Cofradía, D. Juan Carlos Carmona Pérez, fue el que realizó la fotografía que acompaña estas vivencias.
Me emocionó profundamente lo vivido, en un momento recordé a mi padre, cuando siendo yo niño, contaba -también emocionado-, los recuerdos de otras tantas procesiones y pasos cargando a los Titulares de la Hermandad de la Virgen de los Dolores, Patrona de Cúllar, y de la Hermandad de San Agustín, Patrono de Cúllar, en aquel hermoso pueblo serrano de Granada, en sus años juveniles antes de emigrar a Argentina, donde formó su familia y vivió el resto de su vida.
Agradezco a Dios el sencillo y profundo momento vivido, uno más de este tiempo que en su providencia me regala de vivir y poder ejercer el ministerio sacerdotal en Andalucía, la tierra de mi padre.
Con mi bendición.
Padre José Medina
Con mi cariño, que sabes que es sincero, con mi amistad, con mi absoluta lealtad, te envío desde este precioso rincón, que quiera el Señor puedas visitar algún día, como es Villaluenga del Rosario, un fraternal abrazo de hermano a hermano.
Que Dios te bendiga a ti y también a Mamá "Chiquita".
Jesús Rodríguez Arias
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