EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN: "... y lo siguió una muchedumbre de Galilea". (Evangelio del día). Seguir a Jesús a veces es fácil y otras no tanto. ¿Porqué lo digo? Cuando Jesús nos libera, nos hace favores, nos sana, nos perdona, nos sacia de gracias,... lo seguimos con relatividad facilidad. Hay que ser muy "ciego" para no seguirlo así. Otra cuestión es seguirlo cuando no lo percibo, en las "noches oscuras". Seguirlo por pura fe, participar en la Eucaristía por pura fe. Vivirlo "a tientas". Tener el sentimiento, al menos la intuición, de que te acompaña siempre pero no notarlo. Y otra, quizás más difícil, cuando el seguimiento implica compromiso, entrega, sacrificio, renuncia,... No, no es nada fácil seguirlo así, pero es el más auténtico. Y, además, es una buena prueba de que a quien sigues es al Jesús de los dones y no a los dones de Jesús. En este "caminar" con Cristo se precisa acompañamiento. La Escuela de Discipulado insiste bastante: "necesitamos un acompañante espiritual" y no lo dice por capricho. San Pablo nos lo aclara en Laudes: "Él nos alienta en nuestras luchas hasta el punto de poder nosotros alentar a los demás en cualquier lucha, repartiendo con ellos el ánimo que nosotros recibimos de Dios." Pues a ponerse en "camino" y buscad unos buenos "bastones". Santa María de Caná, ruega por nosotros.
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