lunes, 3 de marzo de 2014

¿ESTOY AMARGADO? NECESITO UNA MIRADA PURA Y NO JUZGAR.

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Padre Carlos Padilla

 
 
La sociedad nos invita a vivir una vida sin errores. Como eso no es posible, nos decepcionamos y nos cuesta de nuevo elevar el vuelo y confiar. Habla el mundo de vivir sin miedo a la vida y de aspirar a una vida sin fracasos. Como eso no es posible, podemos perder la esperanza en ese Dios que nos ama y cuida como un don sagrado.

Muchas veces la confianza no predomina en nuestras relaciones.Desconfiamos y entonces es fácil caer en los juicios y dejarnos llevar por la apariencia. Escuchamos: «Que la gente sólo vea en nosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios».

No siempre ven eso en nosotros. Saben que somos cristianos y nos juzgan por nuestras actitudes y comportamientos: «No juzguéis antes de tiempo: dejad que venga el Señor. Él iluminará lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los designios del corazón; entonces cada uno recibirá la alabanza de Dios». 1 Corintios 4, 1-5.

Muchas veces juzgamos y decidimos sobre la santidad o falta de santidad de las personas. Siempre encontramos cosas que podían cambiar los demás. Nos ocurre lo que decía el Papa Francisco: «Nos entretenemos vanidosos hablando sobre lo que habría que hacer - el pecado del “habriaqueísmo” - como maestros espirituales y sabios pastorales que señalan desde afuera. Cultivamos nuestra imaginación sin límites».

¡Qué fácil es juzgar por las apariencias! ¡Cuánto nos cuesta mirar con los ojos del corazón! Vemos lo que hay que cambiar. Nos encendemos a veces con ira contra aquellos que no se comportan como nosotros quisiéramos. Sí, esos sentimientos nos llenan de amargura.

Una persona me comentaba: «No sé lo que Dios quiere para mi vida, pero sí sé que no me quiere amargada allí donde esté». Nos amargamos cuando la vida no se corresponde con nuestro deseo y no descubrimos lo bueno que hay en las personas y en las distintas circunstancias de la vida.

Como rezaba otra persona: «Te pido paz, sabiduría y alegría, para mirar al mundo con ojos llenos de amor, para ser paciente, manso, humilde y compasivo, para mirar a los demás, pasando por encima de las apariencias, tal como Tú los ves y así no ver sino lo mejor de cada uno. Guarda mi lengua de toda maldad. Cuando deba corregir, cuando deba pedir perdón, guíame, ilumíname».

No hay nada peor, en cualquier camino que recorramos, que tener el corazón lleno de amargura. Porque cualquier cosa nos molestará y no nos alegraremos con las pequeñas sorpresas de la vida. Hoy pedimos a Dios esa mirada pura que siempre se alegra.



2 comentarios:

  1. Yo estudio la traducción de las Santas Escrituras pero no soy católico ni de ninguna religión,así que mejor que no opine,pero bueno,me gustan las páginas que animan a los que están mal.Estás consolando al afligido.

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  2. Tanta gente con problemas y tan pocos que recurren a Dios o a estas páginas.
    Como Dios dice: Isaías 30:1 "Hay de los hijos tercos - es la expresión de Jehová - aquellos dispuestos a cabo consejo,pero no el que proviene de mi.

    (y le preguntan la opinión a la gente en internet)

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