Sucedió en Roma. Y gracias al deseo que todos tenemos dentro de nuestros corazones, especialmente el de una madre: el de vivir. Y hacer vivir.
Aborto terapéutico
El hijo de María, una joven madre, tiene tres meses y medio, pero para los médicos de urgencias de San Giovanni Calibita Fatebenefratelli, no debía vivir. Para ellos el único camino era el aborto terapéutico. Según informó el 24 de marzo Il Messaggero, el feto para ellos estaba muerto, el corazón en la quinta semana de embarazo no latía, la ecografía era plana. Y en cambio, el bebé nació en perfecto estado de salud, en el mismo hospital.
Instinto maternal y deseo de vida
Todo esto sólo fue posible gracias a la obstinación de la joven madre que ese día no se quiso fiar del diagnóstico de los médicos de la sala de emergencias. "Ese diagnóstico en la sala de urgencias de obstetricia del Fatebenefratelli, a pesar de los análisis y la ecografía, me parecía demasiado apresurado -dice- y luego por la noche, en casa, me informé y confirmé lo que ya había intuido: que no siempre el latido del corazón del embrión es perceptible en la quinta semana. Era mejor esperar antes de fármacos y bisturí. Yo a mi hijo, aunque el embarazo no fue planeado, lo quería".
El médico que la atiende confirma el acierto de su decisión. "Es verdad, no hay ningún latido del corazón, pero apenas ha empezado el embarazo» escucha responder al día siguiente Maria S. a su doctora. «Esperemos una semana para ver si hubo aborto interno o no». Unos días después la ecografía disuelve todas las dudas: el embrión está vivo y crece. El diagnóstico elaborado en urgencias era incorrecto.
No a la superficialidad con la vida
"Mi bebé nació el 2 de diciembre de 2013", cuenta ahora María. «Pesó tres kilos y medio. Tuve un embarazo y parto natural. Y cada vez que me detengo a ver mi pequeño me doy cuenta del peligro por el que pasó. Si no hubiera seguido mi instinto, habría sido yo misma la asesina de mi hijo. La madre pide justicia y compensación por el daño moral. "Estoy convencida de que una acción legal no es sólo una iniciativa justa, sino necesaria. No se puede ser superficial con la vida».
Aborto terapéutico
El hijo de María, una joven madre, tiene tres meses y medio, pero para los médicos de urgencias de San Giovanni Calibita Fatebenefratelli, no debía vivir. Para ellos el único camino era el aborto terapéutico. Según informó el 24 de marzo Il Messaggero, el feto para ellos estaba muerto, el corazón en la quinta semana de embarazo no latía, la ecografía era plana. Y en cambio, el bebé nació en perfecto estado de salud, en el mismo hospital.
Instinto maternal y deseo de vida
Todo esto sólo fue posible gracias a la obstinación de la joven madre que ese día no se quiso fiar del diagnóstico de los médicos de la sala de emergencias. "Ese diagnóstico en la sala de urgencias de obstetricia del Fatebenefratelli, a pesar de los análisis y la ecografía, me parecía demasiado apresurado -dice- y luego por la noche, en casa, me informé y confirmé lo que ya había intuido: que no siempre el latido del corazón del embrión es perceptible en la quinta semana. Era mejor esperar antes de fármacos y bisturí. Yo a mi hijo, aunque el embarazo no fue planeado, lo quería".
El médico que la atiende confirma el acierto de su decisión. "Es verdad, no hay ningún latido del corazón, pero apenas ha empezado el embarazo» escucha responder al día siguiente Maria S. a su doctora. «Esperemos una semana para ver si hubo aborto interno o no». Unos días después la ecografía disuelve todas las dudas: el embrión está vivo y crece. El diagnóstico elaborado en urgencias era incorrecto.
No a la superficialidad con la vida
"Mi bebé nació el 2 de diciembre de 2013", cuenta ahora María. «Pesó tres kilos y medio. Tuve un embarazo y parto natural. Y cada vez que me detengo a ver mi pequeño me doy cuenta del peligro por el que pasó. Si no hubiera seguido mi instinto, habría sido yo misma la asesina de mi hijo. La madre pide justicia y compensación por el daño moral. "Estoy convencida de que una acción legal no es sólo una iniciativa justa, sino necesaria. No se puede ser superficial con la vida».
sources: Aleteia
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