En nuestro mundo cada vez más centrado en sí mismo, la honradez y la integridad parecen a menudo tener poco valor. Todos los días oímos de robos, escándalos y mentiras a monumental escala. Podemos empezar a preguntarnos si tiene algún sentido tratar de seguir siendo honrado. Santo Tomás Moro nos muestra que lo tiene, pues la integridad no es sólo algo que nos pongamos o quitemos conforme nos plazca. La integridad es una virtud para todas las estaciones.
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